lunes, 25 de agosto de 2008

Entre el miedo y no sé dónde...


Navego en aguas tranquilas, sin divisar playa cercana, no arribo, no tengo brújula... no tengo la seguridad que mi timón funcione, solo voy... así... dejándome llevar... suave y sin arrebatos... lento lento y sin nombrar una dirección, esperando a que la lluvia y el viento decidan.

Siento la incertidumbre de la falta de destino, de la falta de un nombre, sin saber el objetivo... solo trato de desaprender lo andado y buscar el camino llano, sin huellas anteriores, pero con la mochila llena de pasado... y me asusta... y le pienso... y da miedo... y le pienso de nuevo... y trato de no pensarle... y me da más miedo saberme pensada también.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces la mejor forma de encontrarse es permitir perderse completamente.
La incertidumbre no debe ser motivo de angustia, el poner demaciada atención en el camino puede distraernos del objetivo final.
A demás ya tenemos GPS al alcance de cualquiera jajaja.

FER

Amalthea dijo...

Nono! si no voy angustiada!! el miedo es porque no me va dando miedo, y eso elimina las alertas de la adrenalina.
Voy despacita y dejándome llevar, el resto que la lluvia decida.

Me rindo.
:)

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45

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