martes, 29 de marzo de 2011

La edad de las preguntas

Mucho se habla de la edad de las preguntas, por ahí de los 4 años, cuando los niños se dan cuenta que las cosas no aparecen como por arte de magia. Y entonces empiezan con:

-"Y por qué la sal sabe así como a... sal?"
-"Cómo se hace una puerta?"
-"Por qué se esconde el sol?"
-"Por qué la lluvia es fría?"
-"Cómo se hizo la mantequilla?"
-"Cómo funciona el microondas?"
-"De qué tamaño es un atún?"
-"Dentro de cada árbol hay madera?"

Y cosas así que mal que bien va uno respondiendo, y cuando no sabes, investigas junto con el niñ@ en algún libro lindo y enciclopédico o en el peor de los casos googleas.

Y así uno se la va capoteando con la enseñanza y entrenamiento invenstigativo, lo que nadie te dice es que si siempre le respondes las preguntas de una forma más o menos coherente y sobre todo veraz, se te va profesionalizando la situación y muy pronto las preguntas te rebasan, tarde o temprano tienes que decir: "No sé, y además no puedo saber, debes preguntar a alguien más".

Así que con todo el dolor de mi corazón hubo que redirigir el interrogatorio hacia quien no se lo espera, ni tiene entrenamiento previo, ni tengo control sobre lo que le va a responder, y mucho menos la certeza de la veracidad ni buena intención de sus respuestas.

Esperando solo que no le duelan las respuestas que le den, y que tome las cosas de quien vienen, como dicen en Colombia: Ahí va el Santo, Amén.

Besos a los papás que nunca responden "no sé" y que procuran siempre contestar con la verdad completa, pase lo que pase.

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Del Evangelio según san Mateo 11, 28-30

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