martes, 11 de noviembre de 2008

"Me voy."

Nono, no me voy yo...
Hoy vi una peli, y me voy a atrever a la crítica constructiva y la consecuente referencia psicológica.
Actores de primera, en papeles de tercera, haciendo un esfuerzo fenomenal para que parecieran al menos de segunda, aunque no creo que aspiren al Oscar. Sin embargo, los mensajes, aunque no claros, si son lindos.
Elundo Mágico de Magorium. (Hasta aquí lleguen los que no quieran ser spoilereados)


Pues resulta de un juguetero que tiene milochomil años (osea, un chorropetal) y esta planeando heredarle todo a una empleada, paro para ya, porque planea morir en tal fecha a tal hora.
La chica en cuestión no quiere dejarlo morir, y tampoco recibir la herencia, y aquí mis teorías...

Es dificilísimo dejar ir a quienes quieres, y me refiero a cualquier clase de "dejarlos ir", es difícil dejar que tus hijos se muden de casa, aceptar que los que fueron tus amigos ya no lo son más, dejar ir a tu pareja y aceptar que no es más tu pareja, hasta lo extremo, como desconectar del respirador a tu enfermo...

Y desde el otro lado, cuando eres tu el que se va... porque eso sí, todo el mundo enseña que la primera impresión es la que cuenta, que al conocer a una persona debes hacer tal o cual cosa, pero nadie te enseña a decir adiós, o al menos en el manual de Carreño yo no he encontrado el capítulo con el título de "Cómo terminar a tu novia" o "Los pasos que debiste cumplir antes de morir", no, nadie enseña eso, y es una lástima, porque luego se inventan las licenciaturas en tanatología y no sé que tanta madre que solo hacen más largo el drama (y que conste que no le estoy diciendo nada personal a ningún tanatólogo), yo creo que el que sabe cuándo y a qué hora va a terminar su vida es afortunado, aunque no quisiera que lo confundan con los suicidios asistidos, sino como en la película, donde el juguetero sabía que moriría tal día a las 4:30... que suertudo... y además avisar que "se va" sin especificar a dónde es mucho más sano que un "me voy al cielo", porque eso lo dicen solo las mentes perversas que saben que merecen, de menos, el infierno (ay no sé por qué pensé en la matriarca... jajajaja)

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