lunes, 31 de mayo de 2010

Cuando yo sea grande.

Mi familia es bien rarita, somos como mueganitos, muy pegados aunque a veces nos caemos mal, pero quién es monedita de oro no? Solo se ha ido el que ha querido, la corrida por colaloca y al que llegaba pero no, pero si, pero nunca supo qué quería.

La semana pasada hubo gala del trabajo en equipo, la abuelita necesitó ayuda (aunque lo niegue) y como buenos entrenados en actividades escolares se fijó horario, se mantenía a todos informados, se bateaba al tío hasta donde se podía, y con buenas maneras de nuestra parte siempre trataron muy bien a la abuelita en el servicio médico.

El espectáculo de la sala de espera no siempre el lindo para todos, pero a mi me encantó, entró un acuchillado, un roto, un desmayado, una mamá esquizofrénica, parientes desesperados, los cochinos, los limpiecitos, los platicadores, los calladitos, todo fue una experiencia. Un vecino se nos murió, otra muy preocupada porque no la daban de alta y su hija estaba peor que ella, un papá al que le dio una embolia porque al hijo se le rompió la cadera y cada uno en su hospital... estuvo padre.

La abuelita ya esta en su casa, pero no por eso es menos trabajo, al contrario, ahora hay que mudar las guardias a su casa, para todos es más cómodo y más cerca, pero sin sargentos que nos nieguen a todos los permisos que nos damos con el paso de los días. El verdadero reto es la obediencia, como se los enseñó en original a todos -de esas de "te callas y te sientas"-, y mantener al margen a las visitas que ya se están apuntando a pasar las tardes de guardia cuando no han sido convocados.

Se canceló el desayuno con las muchachas, no se solicitó la cancelación, pero se agradece. Diario se reciben en casa al menos 10 llamadas preguntando por las nuevas. Espero que cuando sea yo viejita y enferme un amigo de toda la vida este al pendiente y se ofrezca a ayudar, se ofrece lo mismo a cambio.

Lo que más me sorprende es que mi abuelita nunca ha sido muy amable que digamos, y aún así el amor que le ofrecen es incondicional.
No voy a limitarme más con los adjetivos y las órdenes. No tiene caso llegar a viejita sin saber quién te ama de verdad y quié te ama porque siempre le dijiste lo que quería oir.

Besos a Niní, quien a pesar de todo, acepta el amor, pero despacha a las visitas.

1 comentario:

Ministry of Silly Walks dijo...

Yo quiero ser una abuela de ésas.

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