El Evangelio de hoy, como cada día nos indica el camino, casi como un
mapa. Vamos a ver si nos encontramos en el mapa!!
Primero que nada, el Evangelio dice “reunió a los 12”, los llama a que
estén con él. Alguna vez te ha hablado algún amigo que te dice: “Vente un rato
a mi casa, acá vemos si preparamos una merienda, o si solo nos hacemos un cafesito con pan, o si
pedimos una pizza, o lo que sea, pero vengan un rato. Y qué rico es ir con los
amigos, pasar un rato bonito, platicar de las cosas de cada uno, sentirse
escuchado y escuchar a otros, acompañarnos. No les parece? Pues igualito pasaba
hace 2mil años, Jesús convocó a los 12. Y pareciera que eso no nos incluye,
pero sí. Porque hoy somos sus discípulos. Nosotros, los que 2mil años después
seguimos su palabra y le hacemos caso! Es a nosotros a quien nos convoca, Jesús
NOS reúne esta noche. Y qué nos dice??
Dice que "les dio poder de expulsar demonios, y de sanar enfermedades".
NOS da poder de expulsar demonios, y de sanar enfermedades.
Y eso nos ha confundido por mucho tiempo. Porque por un lado nos
sentimos aludidos al llamado, luego eso de “nos da poder”, lo sentimos que no
es para nosotros, como que sí es para mí, pero siempre no. ¿Pero por qué nos confunde?
Se acuerdan hace unos meses que les contaba que la escena de la
anunciación tiene el virus de Hollywood?? Porque nos imaginamos que en ese
momento se le enciende a la Virgen María una lucesota dorada y que le cae
brillantina, y baja el angelote Gabriel con unas alas todas iluminadas!!! … Y
luego parpadeo, me miro, y a mí nunca se me ha encendido una lucesota dorada encima,
tampoco me ha llovido diamantina. Entonces siento que el anuncio no es, ni será
nunca para mí.
Así pasa, igualito, en ésta escena parecería que tengo que esperara que
como en Harry Potter, Jesús me dé una varita mágica, con la que expulse
demonios como en el exorcista que elevan la cama y le dan vueltas a las niñas,
o que sane enfermos con solo ponerle la mano en la frente y se le sane todo. Y
parpadeo varias veces, y me miro a mi misma, y mi cama no gira en el aire precisamente, y por ejemplo,
mis hijos han tenido fiebre muchas veces y les he puesto la mano en la frente y
no han sanado así como por arte de magia, ni con rayitos de luz con diamantina
flotando ni nada, entonces, escenas como ésta siento que me quedan grandes, y
no hago nada.
Hace unas semanas hablábamos de los demonios, que, no sé ustedes, pero yo jamás he visto a una persona de piel roja con cuernos de hueso
saliendo de la frente y cola roja que termine en lanza negra. Pero sí he
sentido en mí garganta el demonio de la tristeza, sí conozco en mis huesos el
demonio de la soledad, sí he tenido en mi pecho el demonio de la desesperación,
en mis piernas y mis manos el demonio de la flojera. Conocemos los demonios
reales, y podemos contra ellos. Dios EN nosotros nos da lo que sea que
necesitamos para expulsar a esos demonios, a veces nosotros solos podemos,
otras veces tenemos que alzar la mano y pedir ayuda, pero podemos vencer a esos
demonios.
Igual podemos sanar enfermedades, no poniendo la mano encima nada más, ni con rayitos de luz saliendo de la palma de mi mano como Iron Man, pero si veo que se me empieza a poner azul la boca, voy al hospital, consulto al
médico, tomo los medicamentos. Si siento que tengo fiebre voy a consulta, tomo
el antibiótico que me indiquen. Y cuando no es a mí, cuando no me duele a mí,
si veo que mi esposo tiene un dolor de rodilla y no se le ha quitado en meses, esposo,
vámonos al doctor, vamos al hospital, que te saquen una radiografía y te acompaño, y te ayudo, y me quedo
contigo hasta que sanes, y luego le seguimos a la vida. Y tal vez no es fiebre, o
un hueso roto, tal vez lo que necesitas es un consejo, compañía, que te ayude
con una tarea, vecina veo que estás pintando sola tu casa, necesitas ayuda? Qué
tal que nos organizamos los vecinos y que cada quien traiga su brocha y entre
todos terminamos la fachada en un par de horas, y luego nos sentamos a tomar un
cafesito y platicar? Y ya le ayudamos, y ya nos acompañamos, y nos vamos
conociendo, y vamos cerrando filas contra los demonios?
Si esperamos a que se prenda la luminaria, a que baje un ángel con alas
brillantes y que nos caiga polvo de hadas en las manos para moverlas por las
personas que tenemos a lado, mejor nos sentamos y nos confesamos, porque estamos pecando por omisión. Y en éste evangelio
queda muy claro el mandato: “los envió a predicar el Reino de Dios y curar a
los enfermos”. A veces predicar no es solo leer la Biblia, a veces es meter el hombro para sostener a alguien.
La tarea no es tan grande como creemos, todos podemos hacer algo
por otra persona, ya sabemos qué hay que hacer. Que esa sea la tarea de la semana.
Y que Dios nos ayude con eso.
Besos a quienes jamás les ha caído brillantina
Nada para el resto.
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