Primero el Gato de La Flaca, que como si fuera perro faldero la espera junto a la puerta desde que se abre el zaguán, le maúlla al entrar y la persigue hasta que le hacen un cariñito.
Luego el Botón, que trajo a su casa a una amiga a jugar, literalmente a jugar... se detuvo a medio patio, dos pasos delante de su amiga, le maulló como convenciéndola de entrar, se paró junto a su plato de comida y ahí la esperó... supusimos pleito por las croquetas, pero no, solo recargó su cabeza en la pared mientras ella comía de su plato, croquetitas y algo de agua, se quedó ahí, mirándola, casi babeando la pared durante su contemplación, le dio tiempo para limpiarse los bigotes, le enseñó la casa y se apropiaron de la media sala para juguetear un rato, al atardecer supongo que la regresó a su casa, porque salieron los dos juntos y unos minutos màs tarde regresó Botón a casa a dormir.
Que lindos son los gatos de las casas ajenas... y ruego a los Dioses por que un día los gatos de mi vecino sean tan civilizados como Botón y dejen de pasarse a mi azotea.
Lo lindo que son los gatos en casa ajena...
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