viernes, 18 de julio de 2025

Del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

 Palabra dominguera  Misericordia latin raíz: Miser, miseriable, desdichado; y cordis, corazón, sufijo ia.

La capacidad de sentir la desdicha de los demás.

 

Sinónimos:

Conmiseración, miseración, compasión, lástima, piedad, caridad, clemencia.

 Si no quiere sacrificios, sino misericordia. Qué creen que anda buscando Dios?

Que sufras más? O que ames más?

 Para amar a otra persona, cosa que se dice muy fácil pero se hace muy difícil. Hay primero que conocerla, porque hasta que la conoces, la entiendes, hasta que escuchas con verdadera devoción, con tu máxima atención, cuando escuchas con tu cuerpo entero, entonces conoces su pasado, cuando conoces su pasado, entiendes su presente. Y solo así, entiendes por qué es como es, por qué te habla así, por qué reacciona así, por qué le preocupan tanto unas cosas y por qué ignora otras. Y cuando le entiendes así, le puedes tener misericordia, y ahora que sabes lo que significa la palabra misericordia, que tiene que ver con tu corazón, con tu amor en su dolor, y das el primer paso, con la primer persona, apenas entonces nos empezamos a dar cuenta del amor que Dios tiene para con nosotros, y el que Él quisiera que nos tengamos entre nosotros.

 Cómo siempre les digo, qué es lo más fácil?

Lo más fácil es llamar amor cuando siento mariposas en la panza cuando veo a Chayan o a Lui Miguel y digo aaay esque eso es amor!!

Lo más fácil es ser amigo ser amiga de esa persona que siempre anda de buenas, y te dice gracias y por favor, y es gentil y generosa, y llamar a eso amor.

 Lo difícil es, respirar profundo, mantenerte en calma, trabajar al lado de ese compañero o compañera en el trabajo que solo busca meterle el pie a todos para subir de puesto. Lo difícil es dejar de criticar a los que hacen las cosas diferentes a lo que yo hago. Lo difícil es sentarme por horas a hablar con los suegros o los cuñados que me odian y me descalifican y me hace menos, y conocer su historia, y entenderlos, y comprender por qué son como son, y tal vez tratarlos diferente, con un poquito más de compasión por lo que han pasado, y ser un poco más desprendido de ese dolor que me causaron a mi ellos, y aunque ellos no cambien, cambiar yo.

Lo difícil es hacer las cosas cotidianas de tal manera, que todas las personas con quienes interactúo en el día, sientan, no mi amor, si no la misericordia de Dios con ellos, en mis actos, en mis palabras, en mis actitudes.

Como siempre les digo, cumplir los mandamientos católicos es de los más fácil, porque todo va de amar a todos, pero cumplir los mandamientos católicos, es de lo más difícil, porque todo va de amar a todos.  (el que entendió tiene pase directo con San Pedro, el que no, síganle dando).















Besoso a quienes tienen pase directo.
Nada para el resto.


martes, 15 de julio de 2025

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24

 Hoy podemos notar al principio del Evangelio algo inusual, Jesús anda regañón, “reprende”, le jala las orejas, no a unas cuantas personas, si no a ciudades enteras. Y solo le faltó tantito para nombrar a la cdmx.

 Jesús nos regaña porque manda milagros y los desperdiciamos. Pero cómo hacemos eso Ale? Si diario queremos, rezamos, oramos, rogamos por un milagro.

 Pero demos un pasito atrás, para qué sirven los milagros? Nos dan paz? Nos dan felicidad? Nos dan esperanza? Nos dejan respirar tantito para seguirle mañana? Para qué usas tú los milagros de Dios? Los estamos de verdad aprovechando? O somos igualitos a Corozaín y a Betsaida, llenos de la mano de Dios, y llenos de personas que ya no notamos cuando sucede un milagro?

 Hace apenas 3 meses acá en la ciudad de México nos moríamos de calor y sequía, incluso las ciudades tenían ya una fecha de colapso por no escasez, si no ausencia absoluta de agua. Y nos mandan el milagro de las lluvias, y ahora nos quejamos de que llueve diario. Gozamos el absoluto milagro de los avances en ingeniería, somos una ciudad ejemplo mundial de ingeniería en sistemas hidráulicos, y qué hacemos? Tapamos el drenaje con basura y nos inundamos a la primera. Dios nos concede el milagro de los ríos y los lagos, no solo aquí, si no a lo largo y ancho del mundo, y qué hacemos? Construimos en el cauce de los ríos, para que cuando vuelvan a tener agua nos inundemos y nos quejemos de que el agua se llevó mi sala, el refri y hasta mi coche.

 Dios nos concede el milagro de ser una cultura con arraigo familiar profundo, con respeto a los mayores, somos amables, fiesteros, muéganos... y qué hacemos? Nos peleamos primero con los hermanos, luego con los cuñados y sobrinos, engañamos a nuestras parejas, y en vez de solucionar las diferencias y conciliar, inventamos frases como “hasta el árbol familiar se poda”.

 Ya hemos hablado del pecado, hemos llegado a la conclusión inequívoca de que todos pecamos, siempre, mucho, a cada rato. No ahora, a ésta conclusión llegamos hace siglos, así que la iglesia nos impuso el mandamiento de la confesión, que incluye arrepentimiento, enmienda y evitar al menos ese mismo pecado de nuevo.

Y qué hacemos hoy? Si acaso nos confesamos con el sacerdote. Arrepentirnos? Por favor, si yo siempre tengo la razón!! Enmendarnos??? Pero por qué yo?? Que se enmiende el mundo entero!! Yo soy el centro del universo y que los demás se adapten o se quiten porque yo voy tendido haciendo lo que quiero como quiero cuando quiero. Evitar el mismo pecado de nuevo?? Cuál pecado? Si soy la perfección andando! Yo ni me equivoco, ni tengo que pedir perdón de nada a nadie.

 Vivimos llenos de milagros, nosotros, aquí somos inmensamente privilegiados, tenemos todos internet para vernos ahorita! Y si lo pensamos tantito, el internet es un verdadero milagro, cuántas mentes brillantísimas se han tenido que sincronizar en el tiempo para poder crear esto que estamos gozando ahorita? Y para qué lo usamos? Sí ya sé, ahorita le ponemos 30 o 40 minutos a la celebración de la liturgia, pero luego a pasarle al tik tok, a tomarnos fotitos y subirlas al face o a Instagram. Tal vez estamos desperdiciando tantito el milagro del internet. Ahorita mismo hay miles de niños muriendo en la guerra, implorando el milagro de la paz, y nosotros, que vivimos en paz, nos hacemos la guerra sin necesidad entre nosotros. Somos Betsaida, desperdiciando las bendiciones.

 El Evangelio de hoy es un grito desesperado, un llamado a un examen de conciencia, para que notemos los milagros que nos rodean, los gocemos, y cambiemos de corazón, para que desde hoy, aquí, gocemos del Reino.

 

Que Dios nos ayude con eso.











Besos a quienes pueden mirar los milagros.
Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38

 Hoy el Evangelio tiene varias partes importantes

Primero, Jesús sanó a un mudo.

Segundo, la multitud hablaba cosas de Jesús, buenas y malas.

Tercero, Jesús les dijo a sus discípulos que rogaran por más trabajadores.

 

Vamos por partes.

Cuando Jesús sanó a un mudo que estaba poseído por un demonio. Si fuésemos parte de la historia, quién serías? El mudo? El demonio? O Jesús? A ésta parte del evangelio también la contagia el virus de Hollywood, porque nos imaginamos a un demonio como éste, y si el demonio fuese menos claro en su ser? Si el demonio es una mentira, o una flojera, o un delito, o un secreto, o una amenaza, o un miedo, y en cualquiera de esas caras de demonio, no te deja decir algo? Quién sería el mudo? Otro o yo mismo? Y quién sería el demonio? Seré yo que no dejo que otra persona diga las cosas? Que estoy haciendo algo para que otro guarde un secreto que debería de estarse diciendo, un tema del que se debería estar hablando? No quiero ser muy específica porque tu sabes lo que no se está diciendo, y debe decirse. Qué tal si el reto de ésta parte del evangelio es que te pases a ser Jesús, y encuentren la mejor manera de decir las cosas? Algunas veces, cuando se hablan las cosas con amor, las heridas sanan. Tu sabes cómo vas con esta parte.

 

La segunda parte. En la que las multitudes hablan cosas de Jesús, que si es el príncipe de los demonios, que si es el pastor de todas las ovejas perdidas… en fin, cuando las personas vivimos en comunidad, es decir, todos los humanos, incluso cuando alguien no vive en comunidad y se aísla es señalado por eso, pero cuando alguien en la comunidad hace cosas por otros, las que sean, el resto de la comunidad habla, empiezan las habladurías, los chismes, las noticias corren siempre más rápido que el fuego, eso no solo pasaba hace 2000 años cuando Jesús, pasa hoy, y seguirá pasando por siempre. Porque a diferencia de la primera parte, en la que no hablamos de lo que sí debemos, nos encanta hablar de lo que no debemos. Y si en ésta parte de la historia fueses tú el que habla, qué cosas salen de tu boca cuando hablas de otros? Salen cosas lindas? Salen críticas porque tú lo harías mejor? Salen juicios del por qué otro hace lo que hace?

 

Y tercero, Jesús nos instruye a los discípulos, por que haya más trabajadores.

Más trabajadores que hagan qué? Porque aquí formados para hacer algo habemos ___ en zoom, y ___ en face, yo pensaría que los que estamos, estamos dispuestos a entrarle, a entrarle a qué? A no hablar como el mudo? A hablar a lo loco como las multitudes? O a aprender las mejores formas de decir las cosas para que toda la comunidad mantenga su corazoncito lleno de amor y de paz? Y si me esfuerzo por hacer eso aquí en PC, que es una de nuestras comunidades, podríamos replicarlo en otras? Porque resulta que PC tiene la bendición de la multiplicación, cada uno de nosotros pertenece a otras comunidades que no son aquí

Jose pertenece a la comunidad de las personas que viven en la casita de retiro

Naty pertenece a la comunidad de su salón de clases en su escuela

July pertenece a la comunidad del grupo de maestros con quienes trabaja

Olga pertenece a la comunidad de compañeros de trabajo de su empresa

 

Y así, parece que los ___ del zoom más los ___ del face somos poquitos, pero cada uno tiene otras comunidades en donde puede hablar  las cosas bonitas y puede encontrar la mejor manera de no callar lo que se debe hablar.

 

Que Dios nos ayude con eso.










Besos a quienes hablan lindo de otros
Nada para el resto.

martes, 1 de julio de 2025

Del santo Evangelio según san Mateo 8, 23-27

 Hoy vemos a unos discípulos llenos de miedo por una tormenta que les tocó en la lancha. Podríamos decir que era un tormentón.

Y aquí te pregunto: ¿has vivido tú un tormentón así? Piensa en uno de esos momentos donde todo parece fuera de control.

También vemos a Jesús, dormido al inicio de la tormenta. Solo cuando lo despiertan, reacciona con calma, da una orden… y todo se aquieta.
Y sin, obviamente, compararnos con Jesús, ¿te ha pasado que tú podías ver la solución en medio del caos, y no era tan dramático como todos pensaban? Eso… es fe.

Podemos hablar de tres pasos en la fe que todos, tarde o temprano, pasamos:

  1. Entender.
    Es conocer a Jesús: qué decía, qué hacía, cómo se comportaba, con quién se juntaba, cómo reaccionaba la gente a su alrededor.

  2. Confiar.
    Es empezar a creer que eso que aprendiste sí sucedió… y que sigue sucediendo hoy, en tu vida y en la de quienes te rodean.

  3. Vivir.
    Ya sé, vas a decir: “¡Oye, pero si yo ya vivo, tengo pulso, respiro!”
    Sí… pero vivir en la fe es vivir con paz, con seguridad, es ser capaz de calmar tormentas —propias y ajenas— con una sola mano. Es dar tranquilidad a quienes tienes cerca.

Ahora, no te creas que por tener muchos años ya dominas este camino. Tampoco pienses que esto es lineal, como escalones que solo suben.
La vida no siempre va hacia arriba: a veces va hacia atrás, a veces se detiene. A veces estamos fuertes, y a veces sentimos que se nos cae el mundo.
A veces controlamos la tormenta… y a veces nos ahogamos en los charcos que deja.

Así es la vida, como la línea del electrocardiograma: si se mueve, vas bien.

La fe puede quedarse solo en creer… pero esa es una fe muerta. Y habrá a quien le funcione, no juzgamos.
Pero una fe viva nos arrastra a la acción, nos empuja a hacer cosas.

Entonces, la tarea de hoy —que nadie va a calificar, pero te recomiendo que la hagas— es la siguiente:

Antes de que se te olvide, saca tu cuadernito y tu lápiz. Haz una lista:
¿Qué estoy haciendo para crecer en la fe?

  • ¿Estoy creciendo en mi conocimiento de Dios?
    ¿Estoy en catecismo, en algún curso, o estudiando por mi cuenta? ¿Conozco lo que dice la Iglesia, sus dogmas, su historia, su moral?

  • ¿Estoy creciendo emocionalmente en mi fe?
    ¿Encuentro paz en la oración? ¿Me siento más centrado, más templado, más sereno?

  • ¿Estoy dando frutos de fe?
    ¿Qué estoy haciendo que transforme mi comunidad, mi familia, mi ambiente de trabajo? ¿Qué cosas hago que construyen un mundo mejor?

Y como siempre, esta tarea la revisas tú solita, tú solito.
Y ojalá, cuando la revises, algo en ti se mueva.
Y esa mano que Dios te dio… se convierta en mano que detiene tormentas.

Que Dios nos ayude con eso.










Besos a los templados.
Nada a los tibios.

martes, 24 de junio de 2025

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80

 Hoy el Evangelio está lleno de detalles, de momentos importantes… y de mucho, mucho drama, ¡como de telenovela!

Primero, vamos entendiendo un poquito el contexto en que esto ocurrió, porque esta es una novela de época. Allá en los antaños, no tener hijos era considerado una verdadera maldición. En eso se te iba el poder tener herederos y conservar tu “imperio”. Y si no eras tan afortunado, como la gran mayoría, no tener hijos significaba que nadie te ayudaría a trabajar y a sostener a la familia. Así que tener hijos no solo era un privilegio, sino una necesidad de supervivencia.

Zacarías e Isabel no pudieron tener hijos en su juventud. La Escritura dice que ya eran viejos. Para la época, eso significaba que Isabel tendría unos 30 años y Zacarías unos 40, porque la expectativa de vida era corta: a los 50 ya eras un ancianititito, y pocos llegaban a esa edad.

Ahora, vamos a revisar un poquito antes de este Evangelio… ¿cómo llegamos al capítulo 57?! Bueno, justo antes, un ángel se le apareció a Zacarías y le dijo: “No te preocupes, Dios te va a hacer papá”. ¿Y qué dijo Zacarías? Pues, si fuera hoy, hubiera dicho algo como: “Naaah… ¿a poco?” Y el ángel, que se enoja, y le responde: “¿Ah sí? Pues por andar dudando, te vas a quedar mudo hasta que nazca tu hijo”. Y Zacarías: mudo. E Isabel: bien embarazada.

Hasta vino María a ayudarle, porque ya de viejita, embarazada era un asunto muy delicado. Si fuera hoy, Isabel estaría en Perinatología, bien cuidada, bien atendida, vigilada… y con todos los vecinos muy al pendiente de ella.

Cuando nace el niño, la familia y los vecinos preguntan: “Oye, ¿y cómo le vas a poner?” Isabel, sin dudarlo, dice: “Se va a llamar Juan”.
Pero —porque el drama siempre viene acompañado de chisme— los vecinos dicen: “¿Cómo que Juan? ¿Y Zacarías? ¿Vas a dejar que le pongan otro nombre a tu hijo?”

Y Zacarías, aún mudo, les escribe: “Se va a llamar Juan”.
Todos se quedan muy sorprendidos: porque le dio la razón a Isabel, porque no le puso “Zacarías” como a él, y porque —entonces más que ahora— los nombres significaban mucho.

Zacarías significa: Dios recuerda o el hombre es recordado por Dios.
Juan significa: Dios es misericordioso o Dios es fiel al hombre.

Uno de los nombres evoca a Dios mirando al pasado. El otro, a Dios actuando hacia el futuro.
Y ahí está la parte más dramática, pero también más profunda… para nosotros.

Porque sí, somos el resultado de todo nuestro pasado: nuestro carácter, nuestras fortalezas y también nuestras heridas. Pero sobre todo, somos lo que estamos siendo hoy, y los planes de lo que vamos a ser mañana.

Quien viene solo arrastrando la cobija, no da frutos.
Pero quien da pasos firmes —chiquitos o grandes— esa persona sí da frutos. Y no cualquier fruto: frutos buenos, frutos que alimentan.

Juan es una de las figuras más importantes en la historia de Jesús. Hizo muchas cosas, dijo palabras hermosas que cautivaban a las multitudes.
Pero su único objetivo era lo que sigue: preparar el camino para quien venía después de él.

Celebramos su nacimiento porque incluso antes de llegar, ya hacía un cambio en la vida de quienes lo rodeaban. Y siempre para bien.

¿Y nosotros?
¿Cómo andamos con eso?
¿Qué significa tu nombre?
Y no me refiero al origen griego o bíblico, sino al significado que tú mismo le has dado.

Cuando otros escuchan tu nombre… ¿qué les provoca?
¿Es algo lindo? ¿Es algo incómodo? ¿Es algo neutro?
¿Qué estamos haciendo de y con nuestro nombre?

¿Nos va acompañando el drama?
¿O estamos sembrando esperanza, firmeza y confianza, para hoy y para mañana?


La tarea de hoy es complicada. Pero no imposible.











Besos a quienes mantienen un buen nombre,

Nada para el resto ;)

sábado, 21 de junio de 2025

martes, 17 de junio de 2025

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48.

 Mateo es muy claro en su forma de escribir, ¿verdad?

 Vamos a revisar primero una cosita que aparece antes de “En aquel tiempo”. ¿Quién me puede decir cuál es el renglón anterior?

 Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48.

 Muy bien, capítulo 5 de Mateo. ¿Alguien tiene a la mano su Biblia para confirmarnos cómo se llama ese capítulo?

Las bienaventuranzas.

 Para entender bien los versículos del 43 al 48, vamos a ver cómo llegamos hasta aquí. El capítulo empieza enumerando las bienaventuranzas, casi como una lista directa. Luego, poco a poco, va desarrollando cada una, explicando de qué se trata.

 En algunas traducciones católicas de la Biblia se lee: “Bienaventurados los que tienen el espíritu del pobre”, “Bienaventurados...”. En otras, que me gustan más, dice: “Felices los que lloran, porque recibirán consuelo”, “Felices...”.

 Es cierto que en este contexto "bienaventurado" y "feliz" significan lo mismo. Pero para nosotros, que hablamos español en el 2025, “feliz” tiene más sentido. Es una palabra que usamos más. No decimos: “¡Bienaventurado cumpleaños!”, decimos: “¡Feliz cumpleaños!”. Es lo mismo, sí, pero el lenguaje importa cuando queremos entender.

Todo este capítulo trata de cómo hacer cosas que nos lleven a la felicidad. Y amar es una actividad fundamental para ser felices.

 Sin embargo, hay situaciones que bloquean el amor. Es como si se nos tapara el popote por donde bebemos la felicidad.

 Piensa en dos situaciones que hoy te provocan enojo. Luego, en dos que te entristecen. Y otras dos que te llenan de rencor, que te retuercen el estómago solo de recordarlas.

Quizá alguien te hizo daño, te trató mal, o hirió a alguien a quien amas. Tal vez alguien se equivocó gravemente contigo y nunca te pidió perdón.

 Y hoy, Jesús nos dice que a esa persona que nos hace hervir la sangre… la amemos. Que la amemos mucho. Y para amar, hay que perdonar. Y ahí es donde se complica, ¿cierto?

 Ya hasta tenemos frases hechas para justificar nuestra dificultad para perdonar:

“Perdono, pero no olvido”,

“Que te perdone Dios, porque yo no puedo”…

 Y sí, lo que te hicieron pudo ser grave. Incluso podría considerarse delito. Te hirieron de verdad, y no has sanado. Es cierto: perdonar es un proceso muy complicado.

 Pero… ¿y si fuera al revés?

¿Y si tú fuiste quien hizo daño?

¿Si lastimaste a alguien, queriendo o sin querer, y no te has atrevido a dar la cara y pedir perdón?

 Aquí entre nosotros, sentaditos en casa, frente al Zoom o en el Face, conociéndonos, cayéndonos bien... es fácil pensar que somos buenas personas. ¡Y lo somos!

Pero recuerden: en el cuento de Caperucita y el lobo, el malo es el lobo… porque Caperucita cuenta la historia.

 ¿Y si somos el lobo en la historia de alguien más?

 ¿Eso nos quita el derecho al perdón?

¿Eso nos hace indignos de amor?

 

Amar a mis amigos es fácil.

Amarme a mí misma o a mí mismo, también.

Pero amar y perdonar a quien me lastimó, a quien ha sido el "lobo" en mi historia… eso ya no es tan sencillo.

 

Quisiera decirles que la tarea de hoy es simple y directa:

“Perdona a todos y ama a todos para que seas sumamente feliz”.

 Pero no.

La tarea de hoy es un trabajo profundo. Un camino difícil.

 ¿Cuál será tu primer paso?

 Y si quieres… podemos darlo juntos, como comunidad.

 

Que Dios nos ayude con eso.












Besos a Fournier (antes Ferguson) y a Fernando (antes Fulano), que son los lobos en mi historia, y soy el lobo en la suya. Algún día pagaremos lo que nos toca a cada uno, y pediremos perdón, y seremos perdonados. Empecemos por quitarnos del anonimato, al fin que los hijos saben perfectamente sus nombres y rostros.

Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19

 Qué tal si empezamos como la semana pasada? con la primera lectura. De la carta de Pablo a los colosenses. Pablo tiene un papel fundamental...