miércoles, 7 de agosto de 2024

Del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28

 Uuuuyyy.

Éste no es el más favorito de los Evangelios para escuchar, o para analizar, porque podríamos caer en muchos errores.

Podría parecer que Jesús se niega, podría parecer que Jesús no quiere escuchar a todos, podría incluso, parecer que hay que corregir a Jesús. Yo no creo que ninguno de esos enfoques sea adecuado para alimentar nuestra fe, o nuestra vida.

Tenemos a una mujer cananea, a una pagana, ella no era judía, y recordamos que Jesús era judío, hablándole a Judíos, en un tiempo en que en un territorio hay varios pueblos muy separados.

Ésta mujer le ruega a Jesús por un milagro, pero hay que darnos cuenta de algo muy importante, no en éste pedacito del Evangelio, si no en los 4 Evangelios completos: Cada vez que Jesús hace un milagro, no es como las farmacia de similares que se sienta en un lugar y hay filas de pacientes, los milagros que hace, son para enseñarnos algo, son para que entendamos mejor las palabras que está proclamando.

Resucita a uno, sana a otro, compone una fiesta… pero lo importante no es el milagro solito, es todo el contexto en el que pasa el milagro.

En éste, la mujer le dice que, aunque sea, querría las migajas de lo que sea que Él da.

Y ahí está la lección. No en que si una persona es pagana o si otra es judía, como si una mereciese más que otra.

Ésta mujer se tomó el tiempo de esperar, de pedir una y otra vez, hasta los apóstoles ya estaban cansados de oírla, ella perseveró en la petición, y no era un beneficio para ella, era para su hija. Alguien por aquí con una hija o una sobrina o una hermana por quien esté pidiendo un milagro?

Cuando Jesús le dijo que él no era farmacia de similares repartiendo milagros como cupones de descuentos, la mujer insistió en su petición, se hizo humilde al pedir, y ahí fue cuando Jesús nos da a todos una lección.

Primero: Perseverar

Segundo: Orar por los demás.

Tercero: Nadie merece las migajas, mereces el milagro completo.

Cuarto: LA PALABRA no se limita a un pueblo. Las lecciones que Jesús nos deja son para todos. Y si Jesús no hace distinción alguna, ni al hablar ni al actuar, nosotros menos! El amor es para todos.

 

La semana pasada les dejé de tarea una frase de San Ignacio de Loyola, bueno, ésta semana, busquen una de San Cayetano. No la primera que te salga en google, busca muchas, elige ESA con la que te identifiques, esa que te sirva, y la agregas a tu agenda o a los papelitos pegados en el refri para que la tengas presente.

 

Dios nos permita entender La Palabra y cumplir la tarea de hoy.




Besos a los congruentes.

Nada para el resto.

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