Hoy quisiera que regresemos un poquito en sus misales a la primera lectura.
Ay de los pastores de Israel… y luego dice muchas cosas que se resumen
en “te estas aprovechando de mis ovejas, las estas usando! Mis ovejas andan
todas desperdigadas, no tienen pastores, y los que hay, no las cuidan bien.
Híjole que rudo ese recado no? Porque eso se lo dijo Dios a Ezequiel
para que nos lo dijera a nosotros. Qué estamos haciendo? Cómo estamos tratando
a cada ovejita de Dios? Cómo voy manejando mi responsabilidad como cristiano
que tengo de ser pastor? Y no estoy diciendo que yo soy sacerdota, soy solo una
laica bautizada como tu, pero la responsabilidad de ser pastor me la dieron en
mi bautizo, y también te la dieron a ti! Si estás bautizada en la Iglesia
Católica, tienes esa responsabilidad igual que yo. Y desde tiempos de Ezequiel
las ovejas ya andaban todas desbalagadas! Pues qué aprendimos desde entonces?
Porque hoy no andamos muy diferente que en aquel entonces. Qué parte no hemos
entendido? Qué nos está fallando?
Y luego nos dice Jesús en el Evangelio, nos repite que nos va llamando
a trabajar, algunos trabajarán más, otros trabajarán menos, y todos tendremos
el mismo salario. Y como desde entonces cuando Jesús andaba por acá, no va a
faltar quien diga, o quien piense, incluso, quien exija, que al llegar al cielo
le toca más grande la parcela de terreno, porque ha trabajado más, porque ha
sido más años sacerdote, o porque logró ser, no sé, funcionario en el vaticano
y hay quienes solo ayudan a acomodar las bancas. Tú en qué escalafón de tamaño
de terreno te colocas? Entre los que merecen hasta pensión por vejez o que
esperan el pase directo para no hacer fila con San Pedro? Porque has sido
catequista, o porque cantas en el coro, o porque has aprovechado alguno de los
talentos que Dios mismo te dio? O deberíamos todos esperar solamente lo que se
nos ha prometido, que no es poco, pero es lo mismo que a todos, y aún así,
hacer el esfuerzo extra por cuidar al rebaño que anda tan perdido? Tú qué vas haciendo? Cómo te vas
ganando el denario que te prometió Dios? Y cuando lo hagas, recuerda los
evangelios y las lecturas de ayer y antier: Hazlo todo calladito, sin soberbia,
sin esperar nada extra, seguro de que Dios te ha estado amando todo el tiempo,
y con la voluntad de servirle a Él, sirviendo a los que estamos acá en la
tierra.
Y que Dios nos ayude con eso.
Hoy besos a nadie, porque seguimos igual que en tiempos de Ezequiel.
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