miércoles, 24 de julio de 2024

Del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9

 Se acuerdan, de casualidad, que hace como dos meses, que nos tocó evangelio repetido, nos dimos cuenta que todo se nos olvida. Se nos pasa, se nos va, se nos borra…

 Yo quisiera rescatar algunas frases, que aparecen en éste evangelio, para que se nos graben.

 Una es: “El que tenga oídos, que oiga”. Que no habla solo de la parte mecánica de oír, sino, de escuchar,y hay que escuchar no solo con el oído, si no con todo el cuerpo, voltear, respirar, enderezarte, mirar, entender, tener voluntad, ganas de oír. Quien tenga oídos, que oiga. Pero que oiga de verdad.

 Otra, es que la semilla es sembrada en todos lados, en tierra buena y en tierra mala, entre piedras, en arena, entre otras plantas, en todos lados. La semilla es la palabra, pero no cualquier palabra, sino la palabra de Dios que te llena de amor, de esperanza, que te hace sentir abrazado, que te da la certeza de ser inequívocamente amado. Y cuando de pronto, por cualquier razón, empiezas a escucharla, escucharla de verdad, no solo ir a misa, sino ESCUCHARLA. En ese momento, dejas de ser tu mismo un terreno de piedras, y te conviertes en tierra fértil, porque entonces es cuando esa semilla sembrada en ti, empieza a crecer, empieza a echar raíz, si te decides a ser constante, esa semilla ya es plantita, y si decides, en la absoluta libertad que de te Dios, si decides perseverar, perseverar en el ejercicio de la escucha ACTIVA, entonces tu plantita da fruto.

 Y rescato una tercer frase: “y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta”.

No dice, en ninguna de las escrituras, dice qué porcentaje espera Dios de ti. No dice que te va a mal juzgar por que tu des el 30, o que si tu fruto es del 60 te vas a ganar dos pares de alas, o que si tu fruto es del ciento por uno, te toque ir a comer pizzas los domingos con Jesús. No dice, Dios no juzga tu fruto. Él conoce tu esfuerzo, y quien, en todo caso, podría medir ese porcentaje, solamente podría ser Dios mismo. Nadie, pero nadie, ni laico ni clero, acá abajo en la  tierra tiene esa balanza de porcentaje de frutos, así que vamos dejando de juzgar esa parte también.

 Dios te manda la semilla, te deja en libertad de escucharla, activamente escucharla, de convertirla en un gran árbol, o en dejarla en arbusto, y te deja también, gozar esos frutos, y cuando conoces esos frutos, que son tuyos, no hay forma en que la palabra que crece en ti no crezca y de frutos, que tu conozcas esos frutos porque salieron de ti, y cuando conoces esos frutos, que son la paz, el amor, la tranquilidad, la seguridad de su compañía, cuando conoces esos frutos los quieres compartir. Por eso todos a veces damos frutos al 30, a veces al 60, a veces al 100por uno, porque cuando escuchas y tu raíz esta bien puesta en ti, ya no hay manera de irte.

 Ojalá, que no midas el fruto, porque ni Dios lo juzga, no anda con báscula midiendo tu cosecha, ojalá que tu atención se ponga en cuidar de tu árbol, de tu raíz, porque de esa forma no hay manera en que no des frutos.

 El que tenga oídos, que escuche.



Besos a quienes cuidan de sus semillas y sus árboles.

Nada para el resto.

No hay comentarios:

Del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44

  Es tan fácil imaginarse ésta escena no les parece? Jesús que anda con sus cuates, llega a casa de uno de ellos y se encuentra con que la...