Bajo cualquier otro techo ignorar el Día del Maestro no tendría consecuencias, pero bajo el mío sería causa de retiro del apellido y demás herencias, así que, primero que nada, felicitaciones amplias y gustosas a todos aquellos que tienen por profesión y vocación la ocupación docente como modo de vida, porque me queda más que claro que no termina el trabajo saliendo del aula, sino hasta salir de la vida misma.
Y para todos aquellos que se sienten maestros en algo, sin serlo ni lograrlo, se les envía una trompetilla bien hecha.
Besos a la Casta.
Nada para el resto
No hay comentarios:
Publicar un comentario