Claro que todos queremos las cosas peladitas y en la boca, ganar el melate y no tener que esforzarnos nuca por nada, pero la vida no es así. Hay que chambearle, y duro.
Hoy agradezco a los arcanos y a todos los ángeles y dioses del olimpo por aquellos años en que me tocó educar para que los ojos que me fueron encargados se dieran cuenta de esos esfuerzos y los valorara siempre, de quien viniera.
Ni modo, le tocó ser juzgado de un solo tajo en vez de en cachitos chiquitos, pero a fin de cuentas él solito se lo buscó al elegir ser "el ausente".
Besitos a quienes se esfuerzan diario.
Nada a los fodongos.
viernes, 25 de octubre de 2013
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