Ayer Ram en la celebración de la liturgia nos marcó la pauta de cómo dar inicio al camino del Adviento, con el Adviento histórico con el Jesús que vino, el Adviento presente con el Jesús que viene a nosotros, y el Adviento que vendrá, en el futuro, en la esperanza.
Ayer el Evangelio nos hablaba de un Estado de paz, hoy nos habla de un Estado
de júbilo, de alegría plena.
Pero cómo le vamos a hacer? Qué hay que hacer? En la práctica, en la
vida, en lo cotidiano, qué hay que hacer?
Yo les quiero preguntar algo… ustedes adornan su casa? Ponen arbolito,
nacimiento, luces, esferas, velas en la corona, botas, duendes, preparan
regalos para navidad? Sí!!
Ok, cómo sucede todo esto? Alguno de ustedes mueve sus muebles para que
quepa el arbolito? Alguno de ustedes tiene que hurgar en la bodega para
encontrar la caja de los adornos? Y ahora que ya como que hace más friecito,
alguno de ustedes revisa el closet para sacar su sweter o tal vez, guarda un
presupuesto para comprarse una chamarra nueva?
El adviento es más o menos eso… es revisar si tengo por ahí en mi
corazón algún mueble que me estorba, y que tengo que mover ese sentimiento de
rencor que me estorba para poder adornarme desde adentro; es hurgarme en lo que
casi nunca miro dentro de mi mismo, sacar mi caja de adornos de mi alma donde los
tengo escondidos y sacarlos, desempolvarlos, y acordarme que mi alma es
generosa, que mi alma es paciente, que mi alma es luminosa tal vez; también es
revisar el closet de mis palabras, y medir las palabras que uso, primero
conmigo misma, si esas palabras me sirven para sentirme calientita y
apapachada, o si, tal vez, esas palabras que me ayudan se me olvidaron, o tal
vez nunca me las he dicho: Oye, mi misma, soy bien alegre, soy muy compartida,
soy muy bonita, soy bien inteligente, soy muy amorosa, y repetirme esas
palabras que he guardado mucho tiempo y que éste adviento son necesarias para
mantenernos en pie a nosotros mismos, y también para apapachar a quienes nos
rodean! Qué tal un oye hermana, cocinas muy sabroso, siempre me ha gustado
comer de la sopita que preparas; oye esposo me encanta como te sientas a
escuchar todo lo que tengo que platicarte aunque a veces no lo entiendes o no
conoces de quien te estoy contando, pero me encanta tu espíritu de escucha; y
así… de mover muebles y sentimientos, de hurgar en cajas y nuestra propia alma,
de sacar del closet y de nuestra boca eso que nos mantiene abrigados, de eso va
el adviento.
Y hay una cosa importante en todo ésto, no podemos hacer esto por
otros, aunque Dios no nos deja solos, nadie más que tu puede mover tus
rencores, nadie más que tú mismo puede hurgar en tus talentos, nadie más que tu
puede pronunciar palabras de aliento y de amor para ti mismo y para otros. El
adviento es un trabajo personal.
Me gustaría que hicieras una lista en éste adviento, yo no voy a estar
para soplarte la lista, vas a tener que hacerlo tu solito. Durante todo el
adviento, los Evangelios están puestos y dispuestos para que elijas las
palabras que forman la lista, tienes que poner atención!! Te ayudo con las
primeras tres:
La de ayer fue “Una fe tan
grande”
La de hoy es “se llenó de
júbilo”
Si Dios me permite, mañana revisamos el evangelio para buscar la frase
de nuestra lista, y luego te toca a ti solita. Pon tu hoja con un imán en el
refri y cada día apuntas tu frase o tu palabra que te ayude a ese cambio que
necesitas en ti, para poder recibir mejor a Jesús en la encarnación.
Nada para el resto.
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