Estoy segura que todos hemos pasado por un momento como el que pasó Magdalena, a ella le pasó, que murió la persona a quien ella más amaba, y se le murió de una forma bien fea!, luego, cuando quería estar con el cuerpo de su maestro, empezó la celebración de la Pascua, y tuvieron que dejar el cuerpo de Jesús ahí pendiente en la tumba, mientras las celebraciones judías de la pascua. Pero tan pronto pudo desafanarse de eso, sin darle siquiera tiempo al sol de aparecerse, fue a buscar a su maestro, a su Rabí, y no lo encontró, encontró ahí todos los trapos tirados, pero no a su Rabí!! Y rompió a llorar, desconsolada… No se le ocurrió que todos los demás también estaban ocupados en sus celebraciones, que nadie iba a andar por ahí con un cadáver a ver dónde más lo esconden, ella solo vio desolación, soledad, ausencia…
Cuando se le aparecieron los ángeles no los reconoció, y de primera,
tampoco reconoció a Jesús, yo me imagino que de tanto llorar, como nos ha
pasado a ti y a mi, se le hincharon los ojitos, se le nublaba la vista… hasta
que la llamó por su nombre reconoció que era Jesús. A ella, a Magdalena, a la
mujer que fue a buscarlo en la tumba fue a la primera a la que se le apareció
ya resucitado. Y le mandó el mensaje más bonito!!
Magdalena, diles a los demás que Subo a mi Padre y
su Padre, a mi Dios y su Dios, y al rato vengo.
Saben qué le dijo a María Magdalena? Con esa frase le dijo, “ESTOY
VIVO, VENCÍ A LA MUERTE, VOY A HACER LO IMPORTANTE Y REGRESO”.
Y nosotros cómo vamos con eso?
Cuántas veces nos hemos ahogado en nuestras propias lágrimas, y nos
pasa, porque la vida es dura y a veces no podemos ver la salida, porque la vida
a veces se pone difícil y sentimos tristeza, y frustración, y cansancio, y
tantas otras cosas, que así como le pasó a Magdalena, nos nublan la vista, se
nos olvida que seguimos vivos, y sobre todo, por llorar y llorar, se nos olvida
que Dios nos quiere y nos quiere felices, nos quiere ver cómo le encontramos en
toda situación, a todo momento, la presencia de Dios que nos ama, que nos
acompaña, que nos impulsa, que nos cuida, en los momentos fáciles y en los
momentos difíciles también.
Jesús le dijo a María, diles que voy con mi papá, que es tu papá
también, y luego regreso. Esa parte también se nos pierde muchas veces. Primero
es Dios, tengo un gran logro, tengo un día difícil, tengo un accidente, tengo
una tarea pendiente? Voy con papá Dios y le platico, y luego lo demás, no
porque no sea importante lo demás, sino porque Papá Dios nos da las
herramientas para el resto, para lo bueno y lo malo también, para lo fácil y
para lo difícil también.
Que en ésta pascua podamos llorar y desahogarnos como Magdalena, sin
perder de vista que estamos vivos, y que esa vida es plena gracias a Jesús, que
venció a la muerte y sigue vivo.
Vivamos fuerte! Vivamos de a de veras! Sin pausa, pero sin perder de vista lo importante.
Dios nos ayude con eso.
Nada para el resto.
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