miércoles, 26 de junio de 2024

Del Santo Evangelio según San Mateo 7, 15-20.

 

Fíjense que cuando escuchamos una advertencia así tan directa como la que nos dice hoy el evangelio, lo primero que pensamos es “uy!! Me tengo que cuidar. Hay muchas personas terribles que me van a engañar, que me van a ver la cara, cómo le voy a hacer para identificar a los malos?!”

Me gusta mucho una historia, seguro que ya la he contado, de una persona que va super enojada con su párroco, a decirle oooigame Señor cura!!! Yo ya me voy de ésta parroquia, de ésta iglesia, ya estoy pensando en hacerme budista o musulmán o a ver qué, porque aquí (y conste que yo no he estado en todas las parroquias eh!) porque aquí solo hay chismes en los grupos, los coordinadores se la pasan en competencias a ver cuál es más chipocludo, ya me inventaron un chisme que esta dañando mi reputación, hasta mi matrimonio se está tambaleando por esto!! Ya me voy!!

Y el Sacerdote le dijo, ok, yo no te voy a detener, tu eres libre de ir a donde quieras y encontrar tu fe en donde tu decidas, solo te voy a pedir una última cosa antes de que te vayas: Y saca un vaso de vidrio, lo llena de agua hasta el borde borde, y se lo da a ésta persona en sus manos. Y le dice, ve a dar una vuelta a la manzana, y regresas aquí SIN que se derrame una sola gota de agua, no importa cuánto tardes, aquí justamente aquí te espero para una última pregunta.

Entonces ésta persona empezó a caminar despacio, con la mirada fija en el vaso, pasito chico pasito chico, hasta que regresó con el Sr. Cura.

El sacerdote entonces le preguntó: Viste a la vecina del zaguán blanco que no podía meter su coche? Viste al niño que se cayó de la bicicleta? Te diste cuanta de cuántas veces pasó junto a ti el gatito que vive en la casa de la esquina de la calle de atrás? No Sr. Cura, yo iba vendo el vaso solamente. Así debes venir aquí, vigilando TU fe, poniendo atención en lo que TÚ haces.

 Cuando nos avisan que hay gente mala, SIEMPRE pensamos que es el de afuera, SIEMPRE pensamos que nos tenemos que cuidar de los demás, y se nos olvida que primero debo revisarme a mi, porque eso duele mucho. Si me veo al espejo, sin el empañado de recién bañado, y me encuentro con que el lobo disfrazado de oveja soy yo, me duele, me incomoda, lo niego, hago como que no soy, me justifico, y así pues no me corrijo.

Qué tanto vamos vigilando nuestro propio vaso, qué tanto voy viendo si YO me voy portando bien con todos, porque si voy sintiendo que todos me van haciendo cosas a mí y yo pobrecita de mi tan santa virgen y mártir que soy, tal vez me estoy engañando.

 Vayamos por la vida cuidándonos de los lobos, pero sobre todo, vayamos cuidándonos de NO convertirnos en el lobo, y, si ya soy ese lobo con sweter de oveja, va siendo hora de quitarme el disfraz, revisarme a mi, revisar mis actitudes, mis reacciones, fijarme en lo que hago, en lo que digo, en cómo lo digo, de la manera más honesta de la que sea capaz, y modificar en mí, lo que ya sé que no está bien. El lobo es esa persona que cometió un pecado, que le gustó, que lo repitió hasta que se le hizo costumbre, y que lo asimiló a su vida. No tienes que ser tremendo político ni el más famoso narco para ser el lobo. Revisemos nuestros pecados usuales, y dejemos de ser el lobo en la vida de alguien más.





Besos a los lobos conscientes y con intención de mejorar.

Nada para el resto.

No hay comentarios:

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26

Éste Evangelio es conocido por los exégetas, que son esto teólogos especialistas en explicarnos los evangelios, como el Evangelio de las bie...