miércoles, 3 de diciembre de 2025

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

 Ayer Ram en la celebración de la liturgia nos marcó la pauta de cómo dar inicio al camino del Adviento, con el Adviento histórico con el Jesús que vino, el Adviento presente con el Jesús que viene a nosotros, y el Adviento que vendrá, en el futuro, en la esperanza.

 

Ayer el Evangelio nos hablaba de un Estado de paz, hoy nos habla de un Estado de júbilo, de alegría plena.

 

Pero cómo le vamos a hacer? Qué hay que hacer? En la práctica, en la vida, en lo cotidiano, qué hay que hacer?

 

Yo les quiero preguntar algo… ustedes adornan su casa? Ponen arbolito, nacimiento, luces, esferas, velas en la corona, botas, duendes, preparan regalos para navidad? Sí!!

 

Ok, cómo sucede todo esto? Alguno de ustedes mueve sus muebles para que quepa el arbolito? Alguno de ustedes tiene que hurgar en la bodega para encontrar la caja de los adornos? Y ahora que ya como que hace más friecito, alguno de ustedes revisa el closet para sacar su sweter o tal vez, guarda un presupuesto para comprarse una chamarra nueva?

 

El adviento es más o menos eso… es revisar si tengo por ahí en mi corazón algún mueble que me estorba, y que tengo que mover ese sentimiento de rencor que me estorba para poder adornarme desde adentro; es hurgarme en lo que casi nunca miro dentro de mi mismo, sacar mi caja de adornos de mi alma donde los tengo escondidos y sacarlos, desempolvarlos, y acordarme que mi alma es generosa, que mi alma es paciente, que mi alma es luminosa tal vez; también es revisar el closet de mis palabras, y medir las palabras que uso, primero conmigo misma, si esas palabras me sirven para sentirme calientita y apapachada, o si, tal vez, esas palabras que me ayudan se me olvidaron, o tal vez nunca me las he dicho: Oye, mi misma, soy bien alegre, soy muy compartida, soy muy bonita, soy bien inteligente, soy muy amorosa, y repetirme esas palabras que he guardado mucho tiempo y que éste adviento son necesarias para mantenernos en pie a nosotros mismos, y también para apapachar a quienes nos rodean! Qué tal un oye hermana, cocinas muy sabroso, siempre me ha gustado comer de la sopita que preparas; oye esposo me encanta como te sientas a escuchar todo lo que tengo que platicarte aunque a veces no lo entiendes o no conoces de quien te estoy contando, pero me encanta tu espíritu de escucha; y así… de mover muebles y sentimientos, de hurgar en cajas y nuestra propia alma, de sacar del closet y de nuestra boca eso que nos mantiene abrigados, de eso va el adviento.

Y hay una cosa importante en todo ésto, no podemos hacer esto por otros, aunque Dios no nos deja solos, nadie más que tu puede mover tus rencores, nadie más que tú mismo puede hurgar en tus talentos, nadie más que tu puede pronunciar palabras de aliento y de amor para ti mismo y para otros. El adviento es un trabajo personal.

Me gustaría que hicieras una lista en éste adviento, yo no voy a estar para soplarte la lista, vas a tener que hacerlo tu solito. Durante todo el adviento, los Evangelios están puestos y dispuestos para que elijas las palabras que forman la lista, tienes que poner atención!! Te ayudo con las primeras tres:

La de ayer fue  “Una fe tan grande”

La de hoy es  “se llenó de júbilo”

Si Dios me permite, mañana revisamos el evangelio para buscar la frase de nuestra lista, y luego te toca a ti solita. Pon tu hoja con un imán en el refri y cada día apuntas tu frase o tu palabra que te ayude a ese cambio que necesitas en ti, para poder recibir mejor a Jesús en la encarnación.

 

Y que Dios nos ayude con eso.
















Besos a quienes hacen listas
Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

  Ayer Ram en la celebración de la liturgia nos marcó la pauta de cómo dar inicio al camino del Adviento, con el Adviento histórico con el J...