Alza tu mano si has recibido un regaño de tus superiores…
OK… no se siente bien, cierto?
Alza tu mano, si has hecho algo, a pesar de saber que le espera un
regaño. Ese regaño, más bien sabe a “ya lo sabía”, con un dejo de “me
cacharon”…
Justo de esto va la segunda lectura y el evangelio. En la segunda
lectura le dice San Pablo a los hebreos… no, NOS dice San Pablo no desprecies la corrección del Señor, ni te
desanimes cuando te reprenda.
Aunque hay personas a quienes se les pasa la mano con los regaños, o
con las correcciones o con los castigos, a Dios nunca se le va a pasar la mano,
porque lo que quiere, es que cada día llevemos una vida recta, Dios busca que
día con día podamos pasar por la puerta angosta que es llevar una vida buena,
pero qué es una vida buena? Cómo hacerle para pasar cada día por la puerta
angosta? Será que la meta es inalcanzable? Será que la vara de medir es tan
alta que nos resulte imposible?
NO!! La puerta flaquita, ésta por la que tenemos que pasar, dice arriba
“Ama a tus hermanos, ten compasión de todos, intenta, mejora, cuídalos, y como
dice Ram, aplica todas tus capacidades para alcanzar TU proyecto de VIDA, y hazlo
de tal manera, que al final del día, estés tan contento, que sepas que la corrección
que llegue, es para el más grande beneficio”.
Nada para el resto.
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