Preparen un papelito y un lápiz porfa.
Qué bonito no?
Éste es otro evangelio que ya viene con su propia explicación.
Jesús se fija en lo que te duele, en tu enfermedad, en tu impureza. Que
bien puede ser una enfermedad, pero lo más seguro es que sea algo más profundo
que solo un virus, o una bacteria, o una anfección meramente física.
Hoy nos hace incluso un listado de dolores y pesares:
Las intenciones malas, las fornicaciones, los
robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los
fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad
Y podríamos alargar la lista, porque a cada uno de los que leemos ésto, nos
duele otra cosa que bien podría estar aquí en la lista.
Los dolores de la humanidad son más importantes para Dios, que ninguna
otra cosa.
Cuando Jesús toca nuestras vidas, cuando nosotros le permitimos tocas
nuestras vidas, nos endereza la joroba de las penas, queramos que no, cuando
dejas que Jesús viva en tu corazón, te gana la generosidad cuando antes te
ganaba la envidia, cuando dejas que Jesús viva en tu casa, te gana la verdad
cuando antes te ganaba la mentira, cuando invitas a Jesús a sentarse en tu mesa
a comer, te gana el amor cuando antes te ganaba la desidia.
Los dolores de la humanidad son muchos, siempre ha habido, no creas que
el evangelio se escribió apenas ahorita que la delincuencia se desató, el evangelista Marcos
no escribió éstas palabras apenas ahorita que hay guerra en Palestina o en Ucrania
o apenas desde que Sirios salen a buscar refugio en otros países, o desde que quieren que Gaza sea desalojado, éstas
palabras llevan escritas casi 2000 años, y antes de eso, esos y otros dolores ya eran
conocidísimos por todos, sin importar región geográfica, o religión, o cultura, o color de piel.
Ahora... yo creo, que tu y yo quisiésemos que nosotros, seamos los últimos
que conocen en carne propia éstos dolores, todos queremos que a nuestros hijos les vaya mejor que a nosotros, todos queremos la paz mundial, y que
termine el hambre, y que los gobiernos sean justos y muy respetuosos para con todos. Todos lo queremos! Así que hoy más que nunca, hoy que somos conscientes
de poder cambiar nuestra propia conciencia, nuestras propias actitudes,
nuestras propias acciones, tenemos la responsabilidad de que la siguiente
generación hable de los dolores de la humanidad solo en clase de historia y no
en carne propia. Ya fue suficiente. Parece imposible. Evidentemente a muchas generaciones les ha parecido imposible y han tirado la toalla en el camino. Cómo vamos con eso nosotros?
Para lograr eso, a mi qué me toca cambiar? Me toca desde lo más sencillo,
hasta lo más complicado. Me toca ser más puntual, para respetar el tiempo de
los demás, me toca ser más paciente, para permitirle a otros la libertad que quiero
para mi, me toca ser ecologista, para respetar el sitio en el que vivo, me toca
ser… uuufff!! a ti qué te toca? Honestamente, qué te toca?
Tengo por costumbre, buena o mala, que al final de la homilía yo les
digo cuál es la tarea del día, y resulta bien fácil porque ya no tenemos ni que
pensarla, bueno, pues hoy no va así.
Se acuerdan del papelito que les pedí al inicio?
Les voy a invitar a que escriban ESO, lo que sea que tu decidas, que es
tu tarea de la semana, dobles el papelito y lo dejas ahí junto a tu cirio. No
para pedir, aguas, porque somos muy buenos pidiendo, ésta tarea es para
comprometerte, no como promesa jurada, sino como cambio consciente en ti, para bien de los
demás!!
Dios nos ayude con eso.
Besos a los honestamente comprometidos.
Nada para el resto.
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