martes, 14 de mayo de 2024

Del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17

 Estamos en la recta final del tiempo de Pascua.

Allá en antaño… hace como 2,000 añitos, estos acontecimientos pasaron una sola vez. Los apóstoles iban de a pasito en pasito, asimilando rapidísimo lo que iba pasando y ajustándose a los acontecimientos, a las situaciones, al clima que había entre la gente, de pronto mucho miedo, de pronto mucho gozo, de pronto se sentían muy acobijados por Jesús y por la comunidad y de pronto sentían que ya era su último paso.

Nosotros, en cambio, tenemos la ventaja que nos da la historia. Nosotros ya sabemos qué pasó, ya sabemos qué va a pasar, conocemos los hechos, y hoy solo los vamos recordando.

En algún momento de la historia, que no viene al caso ahondar en eso ahorita con fechas y nombres de cuándo y quien fue… pero en algún momento, se inventaron el calendario litúrgico, en el que celebramos año con año los acontecimientos avasalladores por los que pasaron Jesús, los apóstoles y las mujeres de la comunidad. Para nosotros, con esa ventaja de la historia y de la repetición, lo que vamos viviendo es entender de distintas maneras la misma historia, el mismo momento. A veces agarramos un dato que se nos perdió el año pasado, otras no es dato nuevo, pero lo entendemos diferente porque nuestro momento de vida es diferente.

El Evangelio de hoy, al casi final de la Pascua, y que además se nos junta con la celebración de San Matías Apóstol, nos habla de amor, nos habla de amistad, nos habla de ser elegidos.

¿Y cómo vamos con eso hoy? Hoy no nos toca tener que escondernos, ni nos toca en realidad sufrir el miedo de poder profesar nuestra fe. Hoy nos toca tal vez, revisar nuestro círculo de personas allegadas a nosotros, y revisar si todos ese grupo sí somos amigos, si somos todos confiables, si damos la vida unos por otros, y dar la vida no es que te mueras para que otro viva, no te sientas crucificada, dar la vida a alguien puede ser provocarle momentos de felicidad, o de paz. Amar a otro no es siempre estar enamorado y ser pareja, amar a otro algunas veces es procurarle tranquilidad, algunas veces amar a otro es acompañarlo y dedicarle tu tiempo y escucharle.

Hoy, como le pasó a Matías, el evangelio nos recuerda que no necesariamente tenías que estar a la mesa en la última cena para ser apóstol, hoy el Evangelio nos dice que Dios te elige a ti como su amigo, para estar contigo, sí, para amarte sin condiciones, sí, pero también para que tu repliques ese amor y esa amistad con quienes tienes en tu círculo, y con la práctica, que amplíes ese círculo y te compartas a ti mismo con más personas.

Ojalá… Así sea




Besos a los confiables.
Nada para el resto.
(Y menos para Ferguson y Fulano, que de confiables no tuvieron ni los 😂)

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