Cada año el coro donde Princesa toca la guitarra presenta un concierto de beneficencia, en vez de cobrar la entrada en pesos la cobran en kilos: 1 kg de arroz, 1 kg de frijol, algún enlatado... para luego llevar la despensa a algún lugar donde sea necesario.
Es siempre un evento de misericordia, aunque nunca sé quién sale mejor pagado, quienes reciben el donativo o quienes lo entregan.
Mis primos me critican mucho por mis actividades en la iglesia, que tengo por seguro que alimentan a Princess y a Bolito más de lo que pueden aprender en la escuela, y de manera egoista, a mi, esperando en cada caso que el servicio que damos, el tiempo invertido, le sirva al menos a una cuarta persona.
Hoy limpiamos el closet para llevarles a las niñas de la Casa Hogar todo lo que podamos, nuevo y usado, en este invierno que nos llegó de sopetón y sin aviso.
Beso a quien crece y a quien tiene la fortuna de ver crecer a los críos.
Nada para el resto.
martes, 8 de diciembre de 2015
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