Alguno de ustedes se ha sentido cansado? Yo sé que sí. Yo sé que todos hemos sentido esa sensación de “ya Señor por favoooorrrr”.
De esas veces que ya te sientes que no puedes dar un paso más, no digo que todas, pero la gran mayoría, ha sido un cansancio mental, o emocional, pero no uno físico.
Un cansancio físico se ve como cuando en las olimpiadas un maratonista
se aguada todo y no puede hacer que su cuerpo le obedezca, aunque quiere mucho
llegar a la meta, no le es posible moverse más. En cambio, cuando el cansancio
es un fastidio, cuando es una decepción, cuando es una herida, cuando el
cansancio es una tristeza o un enfado, tus músculos pueden seguir moviéndose,
puedes ir y venir, tus exámenes médicos salen perfectos, pero tu mente te dice “No
más, no es posible más”.
Ahí es cuando Dios hoy nos propone buscarlo, encontrarlo, dejarte abrazar por Él, sentir Su paz, Su tranquilidad, y descansar ahí, entre Sus santos brazos.
No nos dice que nos va a mandar a la playa de vacaciones para descansar, ni que todo lo malo va a desaparecer. Pero sí nos dice que su yugo es suave, nos pide que lo elijamos a Él, que nos dediquemos a lo que sirva a Él, de forma suave, con amor, con ganas. Y sabes qué cosa haces con ganas? Eso que más te gusta! Dios es tan sabio, que ese don que te dio, te lo dio para que sirvas a los demás con él de la mano. Qué te gusta hacer? De verdad que te guste. Te gusta pintar? Por qué no lo desarrollas? Qué tal que en ti tenemos al siguiente Miguel Ángel? Te gusta cantar? Por qué no lo desarrollas? Qué tal que tenemos en ti al siguiente Martín Valverde? Te gusta enseñar? Qué tal que eres la siguiente María Montessori?
Dios no nos dice que nos va a quitar la chamba, pero sí nos dice que
cuando estamos con Él, la chamba es linda, y no cansa, al contrario, nos llena.
Dios nos ayude con eso.