lunes, 27 de enero de 2014

Afán corrector

Una de las maldiciones de la docencia, que no por ello significa que todo en la docencia sea maldición, es la corrección instantánea.

Tengo una persona mayor en la oficina, que se empeña en ser maestro del mundo, y corrige todo lo que le parece perfeccionable, que según él, es un beneficio a la humanidad, es su forma de dejarnos un mundo mejor, aunque de paso nos hace la vida imposible a compañeros, clientes y proveedores.

Algunas veces lo queremos medio matar, y otras también, aunque sea de a zape en zape. Por eso ya entré a terapia, para evitar mis intenciones atropellativas al ver que alguien mayor de 15 sigue teniendo faltas de ortografía.

Besos a quienes se les debe corregir lo menos.
Nada para el resto.

Ausencia

Ya los extraño...
A todos! Mucho!! 

Encontré una nueva carrera, de la que no depende más que mi esfuerzo, y me guuuusta gusta gusta!!!
Es la razón de mi ausencia en éste pizarrón, pero no los he olvidado y procuraré dejar aquí lo que debo -y lo que no-.

Besos a quienes lo merecen
Nada para el resto.

Del Santo Evangelio según San Juan 12, 44-50

  Seguimos de pascuas!! Hace un par de días, una gran amiga nos preguntaba, ¿logramos recordar cuál fue nuestro primer miedo? Toma un segu...