Hoy podemos notar al principio del Evangelio algo inusual, Jesús anda
regañón, “reprende”, le jala las orejas, no a unas cuantas personas, si no a
ciudades enteras. Y solo le faltó tantito para nombrar a la cdmx.
Jesús nos regaña porque manda milagros y los desperdiciamos. Pero cómo
hacemos eso Ale? Si diario queremos, rezamos, oramos, rogamos por un milagro.
Pero demos un pasito atrás, para qué sirven los milagros? Nos dan paz?
Nos dan felicidad? Nos dan esperanza? Nos dejan respirar tantito para seguirle
mañana? Para qué usas tú los milagros de Dios? Los estamos de verdad aprovechando?
O somos igualitos a Corozaín y a Betsaida, llenos de la mano de Dios, y llenos
de personas que ya no notamos cuando sucede un milagro?
Hace apenas 3 meses acá en la ciudad de México nos moríamos de calor y
sequía, incluso las ciudades tenían ya una fecha de colapso por no escasez, si
no ausencia absoluta de agua. Y nos mandan el milagro de las lluvias, y ahora
nos quejamos de que llueve diario. Gozamos el absoluto milagro de los avances
en ingeniería, somos una ciudad ejemplo mundial de ingeniería en sistemas
hidráulicos, y qué hacemos? Tapamos el drenaje con basura y nos inundamos a la
primera. Dios nos concede el milagro de los ríos y los lagos, no solo aquí, si
no a lo largo y ancho del mundo, y qué hacemos? Construimos en el cauce de los ríos,
para que cuando vuelvan a tener agua nos inundemos y nos quejemos de que el
agua se llevó mi sala, el refri y hasta mi coche.
Dios nos concede el milagro de ser una cultura con arraigo familiar
profundo, con respeto a los mayores, somos amables, fiesteros, muéganos... y qué hacemos? Nos peleamos primero con
los hermanos, luego con los cuñados y sobrinos, engañamos a nuestras parejas, y en vez de solucionar las diferencias
y conciliar, inventamos frases como “hasta el árbol familiar se poda”.
Ya hemos hablado del pecado, hemos llegado a la conclusión inequívoca
de que todos pecamos, siempre, mucho, a cada rato. No ahora, a ésta conclusión
llegamos hace siglos, así que la iglesia nos impuso el mandamiento de la
confesión, que incluye arrepentimiento, enmienda y evitar al menos ese mismo
pecado de nuevo.
Y qué hacemos hoy? Si acaso nos confesamos con el sacerdote. Arrepentirnos?
Por favor, si yo siempre tengo la razón!! Enmendarnos??? Pero por qué yo?? Que se
enmiende el mundo entero!! Yo soy el centro del universo y que los demás se
adapten o se quiten porque yo voy tendido haciendo lo que quiero como quiero
cuando quiero. Evitar el mismo pecado de nuevo?? Cuál pecado? Si soy la
perfección andando! Yo ni me equivoco, ni tengo que pedir perdón de nada a
nadie.
Vivimos llenos de milagros, nosotros, aquí somos inmensamente
privilegiados, tenemos todos internet para vernos ahorita! Y si lo pensamos
tantito, el internet es un verdadero milagro, cuántas mentes brillantísimas se
han tenido que sincronizar en el tiempo para poder crear esto que estamos
gozando ahorita? Y para qué lo usamos? Sí ya sé, ahorita le ponemos 30 o 40
minutos a la celebración de la liturgia, pero luego a pasarle al tik tok, a
tomarnos fotitos y subirlas al face o a Instagram. Tal vez estamos
desperdiciando tantito el milagro del internet. Ahorita mismo hay miles de
niños muriendo en la guerra, implorando el milagro de la paz, y nosotros, que vivimos en paz, nos hacemos la guerra sin necesidad entre nosotros. Somos
Betsaida, desperdiciando las bendiciones.
El Evangelio de hoy es un grito desesperado, un llamado a un examen de
conciencia, para que notemos los milagros que nos rodean, los gocemos, y
cambiemos de corazón, para que desde hoy, aquí, gocemos del Reino.
Que Dios nos ayude con eso.
Besos a quienes pueden mirar los milagros.
Nada para el resto.
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