miércoles, 26 de febrero de 2025

Del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40

Fíjense que me he dado cuenta de varias cosas éstos últimos años, una de ellas, es que hay muchas personas que nos ven aquí en PC, sin participar. Se suben al zoom o se quedan en las transmisiones de FB, o ven lo que hacemos en diferido, pero no participan, no comentan, no piden la palabra, algunos aunque estén el zoom nunca abren la cámara. Y no es reclamo eh, cada quien sabe con qué se llena su corazón. Pero los que sí salimos en la foto, que somos casi siempre los mismos, si acaso unas 100 personas en una página que siguen 9mil, es casi nadie. Y muchas veces, nos quedamos con la opinión de solo unas 10 personas que se animan a decir, “oye, yo creo que…”, o “fíjate que a mí me ha pasado tal o cual cosa”, y nos vamos quedando con esas pocas voces de quienes sí participan. Que no es poca cosa, por supuesto, pero tarea, me voy a animar a opinar, a dar un testimonio, a presentarme, tal vez me apunto para alguna actividad. Y me quito de la sombra.

 Porque de eso habla hoy el evangelio. Cuando solamente unos cuantos hablan, cuando solo unos cuantos participan, vamos sintiendo todos, tanto los que participamos como los que nos quedamos callados, que SOLAMENTE ESO es lo correcto.

Y cuando alguien tiene otra idea, cuando otra persona quiere alzar la mano y nos dice “oye, y qué tal si hacemos ésta actividad nueva?” o “oye, qué tal si lo que siempre se ha hecho así, ahora lo hacemos de ésta otra forma?”, lo que casi siempre pasa, es que le decimos que no, que eso no va, que si siempre lo hemos hecho así y ha funcionado, no tiene por qué cambiar nada, o que si siempre lo ha hecho fulanito de tal, no tenemos por qué cambiarlo de puesto. Les ha pasado?

 En la iglesia católica tenemos mucho ésta falla que hoy nos describe el evangelio. Porque somos muy tradicionalistas, porque, como la religión esta llena de ritos, de reglamentos internos y externos, modificar alguno o agregar algo nos llena de ronchas.

Hoy Jesús nos dice que al que seguimos es a Él, que no se nos olvide, que debemos dejar que todos participen, que todos somos hermanos hijos del mismo papá, y yo quisiera agregar, pecando de soberbia, que la vida cambia, que los tiempos y las formas cambian, que las reglas que hacen los hombres se deben ir modificando conforme los hombres cambian.

 Parece que fue hace muchísimo, que las misas eran en Latín, y cambiar eso fue un verdadero problema, porque nos abrazamos con todas las fuerzas a lo que conocemos, esa es una condición humana, el cambio nos da miedo, compartir LA VERDAD o EL PODER también nos da miedo. Yo me imagino, por ejemplo, a mi bisabuelita, que escuchó misa en Latín, qué estaría diciendo si me viera aquí hoy celebrando la liturgia? Una mujer!! Soltera!!! En español!!! Que no es monja!!! Que además es mamá!!! Sacrilegio!! Jejeje Y como eso, mil ejemplos.

Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor.


Tarea 1: Participar más, proponer, comprometerme a hacer más cosas, diferentes cosas.
Tarea 2: Escuchar todas las voces, a todos los participantes, todas las opiniones, sin cerrarnos.
Tarea 3: Soltar. Yo por ejemplo, no soy dueña de los miércoles, quien quiera venir a celebrar una liturgia un miércoles, el espacio es suyo, quién se anima?? Yo te digo cómo!!













Besos a todos los que proponen nuevas formas.
Nada para el resto.

No hay comentarios:

Del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40

Fíjense que me he dado cuenta de varias cosas éstos últimos años, una de ellas, es que hay muchas personas que nos ven aquí en PC, sin parti...