Hoy, hermosa comunidad, qué les parece si empezamos por poner la mirada en la primera lectura? Generalmente éste es el momento en que hablamos del Evangelio, pero demos un pasito atrás…
Es una lectura del Apocalipsis, que es un libro que nos cuenta de cómo
va a ser el final de los tiempos. Y éstas palabras que leemos hoy no son tan
terribles. Hablan de un librito, y qué tienen los libros? Letras, palabras,
historias. El ángel que habla sobre el libro, le dice a Juan, que ese librito
sabe muy bien en la boca, pero que en la panza duele. Y Juan lo intenta, y lo
confirma.
Y pasamos al Evangelio, donde Jesús, más bien enojadillo, corre a medio mundo diciendo: “ustedes han convertido mi casa en cueva de ladrones”.
Qué duro, pero qué cierto.
Fíjense que acá en mi parroquia hicimos una misión en nuestra propia
colonia, visitamos casa por casa, hicimos grupitos de misioneros, a cada
grupito nos asignaron unas cuantas manzanas, unos no nos abrieron, otros sí, y
de los que sí nos abrieron, nos abrieron más los ojos que las puertas. Porque
cuando estas en la iglesia, cuando vienes a misa, cuando cantas en el coro,
cuando eres catequista o ministro de la eucaristía, vas cerrando tu mirada a solo eso, solo lo
que ves a la mano. Es hasta que preguntas con humildad cómo nos ven desde
afuera, cómo ven nuestros esfuerzos, nuestras intenciones, y te detienes a
ESCUCHAR de verdad, que nos dicen que no somos tan buenos, que hay muchas
personas que han sido expulsadas, heridas, lastimadas y hasta humilladas por
alguien que esta dentro de la iglesia, desde un sacerdote hasta el que barre el
atrio, por cualquiera ahí dentro.
Estamos a nada del final, y a nada de volver a empezar nuestro año
litúrgico. Toca revisar con honestidad lo que hemos hecho, toca aceptar en qué
hemos fallado, toca pedir perdón no solo a Dios, también a mis hermanos
heridos, para que en unos días podamos empezar el adviento con nuevo brío y
muchas ganas.
Pidamos POR FAVOR a Dios que nos ayude con ese cambio que necesitamos
todos, y AGRADEZCAMOS cuando lo logremos.
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