viernes, 29 de noviembre de 2024

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33

Cuando leemos los evangelios, cualquiera de ellos, podemos notar cómo las enseñanzas de Jesús se presentan de una forma simple y poética. Jesús utiliza ejemplos cotidianos, las parábolas, que son fáciles de entender, que nos han quedado a todos, en todos los tiempos y y en todas las culturas.  

En el evangelio de hoy, Jesús nos habla de observar una higuera. Tal vez el evangelista, con pocas palabras, intentaba decirnos que las flores caen, y donde antes había una pequeña flor, aparece una bolita que va creciendo, y al llegar el verano se convierte en un higo que puedes cosechar y comerlo.

Ahora bien, ¿qué pasa si reescribimos esta parábola usando algo más cercano a nuestra realidad? Porque, aunque puede ser fascinante ver una higuera florecer, muchos de nosotros no tenemos una cerca para observar su ciclo de crecimiento.

Vamos a cambiar la imagen. ¿Alguno de ustedes usa una agenda o un calendario? Tal vez lo tengamos en el teléfono o en un pizarrón, o incluso en Google Calendar, ¿quién no pone recordatorios de cosas que hacer? Pero, ¿por qué los ponemos? ¿Por qué necesitamos una alarma días antes del evento? La razón es sencilla: nos olvidamos, nos distraemos, el tiempo se va volando.

El tiempo de Adviento que comienza este domingo es como esas alarmas en nuestro calendario. Son recordatorios que nos invitan a prepararnos para celebrar el cumpleaños más importante de todos, el de Jesús. Y, como cualquier fiesta monumental, requiere preparación.

¿Qué haces tú antes de una fiesta importante? Tal vez mueves los muebles, revisas tu closet, tiras esa mesita desvencijada y esos pantalones rotos, compras lo necesario para la comida, preparas platillos especiales, organizas las reuniones. Todo eso, aunque lleva esfuerzo, es lo sencillo. Lo complicado es preparar nuestro corazón, hacer espacio dentro de nosotros mismos para recibir a Jesús.

La verdadera preparación no está en los adornos o en la comida, sino en remover los obstáculos internos: los rencores, las tristezas, los enojos, esos viejos caparazones que nos ponemos para no ver el dolor de los demás. Esas cargas que, al igual que los muebles viejos, ocupan espacio, recogen polvo y moho, y nos impiden que Jesús celebre su cumpleaños en nuestro corazón.

Ese es el mensaje del evangelio de hoy: "Sepan que el Reino de Dios está cerca". Debemos estar atentos a lo que sucede a nuestro alrededor para no dejar que el evento más grande del año pase desapercibido. Porque si seguimos acumulando obstáculos, el cumpleaños de Jesús se nos escapará una vez más, sin que nos demos cuenta.

Hoy, te invito a revisar tu agenda, a poner tus alarmas espirituales, a mover esos estorbos dentro de ti, a sanarlos. Habla con Jesús, Él está dispuestísimo a ayudarte en todo ese proceso. Y cuando tengas el corazón libre de cargas, celebra con gozo y gratitud.

Porque también dice el evangelio de hoy: "ésto va a pasar", contigo listo o no, va a pasar. Ponte abusado!! 


Dios nos ayude en este camino de preparación.







Besos a quienes programan sus agendas.
Nada para el resto.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Los desinvito

 Hay muchas cosas que hago hoy día.

Tengo el taller virtual, el taller presencial, el curso presencial, el curso virtual, preparo la celebración de la Liturgia, tengo un concierto en puerta, una posada, una comida, una cena, otra posada...

Además lo del trabajo, y antes que todo, mi familia.

Y a todo invito, a todos los eventos y sucesos... y ya me da flojera lo de invitar y anunciar. Parece que les tengo que rogar a mis amigos mochos que vayan a misa, o a mis amigos fiesteros que vayan a las reuniones, o a quien sea a que vayan a donde sea. Estoy a 5... 4... 3... de desinvitar a todos y llegar solo yo y ver a quien conozco allá.

Tengo una sensación de "me chocas".


Si quieres llega, si no, ya no te espero.







Besos a los entrones.
Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19

 ¿Alguna vez te has sacado un 10 en un examen?

¿Cómo sucedió eso? ¿Fuiste a todas las clases? ¿Hiciste todas las tareas? ¿Estudiaste antes del examen?

Y cuando llegó el examen… ¿fue difícil o estuvo fácil?

 En el evangelio de hoy, Jesús les dice a sus discípulos: "Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía."

Si cambiamos las palabras domingueras, podríamos decir: "Jesús te dice a ti: te van a cuestionar, te van a acorralar, te van a juzgar, te van a excluir, te harán defender tu postura frente a cualquier autoridad, y todo, por creer en Jesús."

¿Suena peligroso, no?

 Lo bueno es que Jesús también dice: "Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes."

¡Eso sí que alivia! Es como si no tuviera que prepararme para el examen, porque Dios me va a soplar todas las respuestas. Pero, ¿te has preguntado quién te pasaría todas las respuestas de un examen? ¿Alguien a quien no conoces? ¿O tu mejor amigo?

Y, ¿cómo hacer para ser mejor amigo de Jesús?

Para que Jesús sea tu mejor amigo, tienes que conocerlo, dedicarle tiempo. Cuando tienes un mejor amigo, vas a los mismos lugares, les gusta hacer lo mismo, se juntan con las mismas personas. Así también, para que Jesús sea mi mejor amigo, necesito estar con Él todos los días, necesito hacerle caso, necesito dedicarle un espacio en mi vida, en mi tiempo, en mi casa, en mi trabajo, en mi familia, en mis logros… Y cuando lleguen los momentos difíciles (porque eso, tarde o temprano, pasará), Él estará ahí, siempre a tu lado, cuando estés triste, cuando algo te duela, cuando necesites un verdadero amigo.

Cuando escuchamos sobre el Apocalipsis y los juicios en el evangelio, a veces pensamos en lo peor que nos pueda pasar, y eso nos llena de miedo. Pero ¿por qué asustarnos por el examen, si podemos ir preparados? No te preocupes por el final; preocúpate por ser hoy un mejor amigo de Jesús. Así, cuando lleguen los momentos difíciles, será Su mano la que te sostenga, será la mano de tu mejor amigo la que tengas ahí cerquita para agarrarte y seguirle a la vida.

 

Dios nos ayude con eso.










Besos a quienes están preparados para el examen.
Nada para el resto.

viernes, 22 de noviembre de 2024

Del santo Evangelio según san Lucas 19, 45-48

Hoy, hermosa comunidad, qué les parece si empezamos por poner la mirada en la primera lectura? Generalmente éste es el momento en que hablamos del Evangelio, pero demos un pasito atrás…

Es una lectura del Apocalipsis, que es un libro que nos cuenta de cómo va a ser el final de los tiempos. Y éstas palabras que leemos hoy no son tan terribles. Hablan de un librito, y qué tienen los libros? Letras, palabras, historias. El ángel que habla sobre el libro, le dice a Juan, que ese librito sabe muy bien en la boca, pero que en la panza duele. Y Juan lo intenta, y lo confirma.

 No les parece que ese librito pudiera ser el evangelio? El evangelio tiene muchísimas palabras bonitas, muchísimas historias que cuando se cuentan, suenan a amor, a buenas acciones, a amistades profundas, a comunidades sanas. Las leemos de diario, y sí, todo suena precioso!! Pero cuando va avanzando en la digestión, cuando va pasando de la boca, es decir, de lo que decimos, a las tripas, o sea, a lo que hacemos, ya no resulta tan sencillo. Esas palabras de amor a todos, cuando llegan a la acción, se tornan complicadas; esas palabras de buenas acciones, cuando llegan a la caridad, se tornan dudosas; esas palabras de amistad profunda, cuando llegan a la convivencia, se convierten en desesperantes; esas palabras de comunidades sanas, se convierten en verdaderas pesadillas. Por qué? Si el librito está bien bonito!! Pues porque está bien difícil la vida! Porque vamos creciendo pensando que lo que nosotros somos es lo que deberían ser todos, vamos creyéndole a mamá cuando nos dice que nosotros somos lo más bonito del mundo y difícilmente somos autocríticos, difícilmente nos ajustamos a las libertades de todos los demás, casi imposible nos resulta amar a todos sin reserva. Esa es la dura verdad de nosotros los hijos de Dios y hermanos de Cristo.

Y pasamos al Evangelio, donde Jesús, más bien enojadillo, corre a medio mundo diciendo: “ustedes han convertido mi casa en cueva de ladrones”.

Qué duro, pero qué cierto.

Fíjense que acá en mi parroquia hicimos una misión en nuestra propia colonia, visitamos casa por casa, hicimos grupitos de misioneros, a cada grupito nos asignaron unas cuantas manzanas, unos no nos abrieron, otros sí, y de los que sí nos abrieron, nos abrieron más los ojos que las puertas. Porque cuando estas en la iglesia, cuando vienes a misa, cuando cantas en el coro, cuando eres catequista o ministro de la eucaristía, vas cerrando tu mirada a solo eso, solo lo que ves a la mano. Es hasta que preguntas con humildad cómo nos ven desde afuera, cómo ven nuestros esfuerzos, nuestras intenciones, y te detienes a ESCUCHAR de verdad, que nos dicen que no somos tan buenos, que hay muchas personas que han sido expulsadas, heridas, lastimadas y hasta humilladas por alguien que esta dentro de la iglesia, desde un sacerdote hasta el que barre el atrio, por cualquiera ahí dentro.

 oy toca la difícil tarea de revisar que las palabras de amor que leemos, se vean reflejadas en las acciones y actitudes que tenemos. Es un ejercicio súper difícil. Súper, mega, archi, requete, recontra, duro.

Estamos a nada del final, y a nada de volver a empezar nuestro año litúrgico. Toca revisar con honestidad lo que hemos hecho, toca aceptar en qué hemos fallado, toca pedir perdón no solo a Dios, también a mis hermanos heridos, para que en unos días podamos empezar el adviento con nuevo brío y muchas ganas.

 

Pidamos POR FAVOR a Dios que nos ayude con ese cambio que necesitamos todos, y AGRADEZCAMOS cuando lo logremos.









Besos a quienes pidan perdón Y SE CORRIJAN.
Nada para el resto.

domingo, 17 de noviembre de 2024

Del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32

Oigan… estamos a dos domingos del final de nuestro ciclo litúrgico, es la recta final ya!!

Si nos damos cuenta, conforme nos acercamos al final, las lecturas van encaminadas a justo eso, al final. Hoy, Jesús en el Evangelio de Marcos nos habla de LA FECHA, de aquel día en que se terminará la vida como la conocemos y empezará la vida que solo Dios conoce en plenitud.

 A algunos nos asusta, a otros nos emociona, a otros nos entristece, a otros nos alegra… y la verdad es que todo se vale, porque cuando vamos hacia lo desconocido siempre se nos llena el cuerpo, el alma, la cabeza, nuestro todo, nos llenamos de la emoción de lo nuevo, abrir un regalo siempre ha sido emocionante, lleno de gozo y de amor. Y poco nos fijamos en lo justo anterior, medio pasito antes de lo nuevo, está el final, está la conclusión del antes para poder dar el siguiente paso.

Hoy las lecturas y el Evangelio van apocalípticas, van de el mero final. Cierren sus ojitos un momento, y piensen en cómo luce el apocalipsis…

Levante su mano quien se lo imagina como de película, con guerras y destrucción, con terremotos y tormentas, o quien se imaginó el apocalipsis zombie igual de película??

Si nos quedamos en la mente con esas imágenes de un final de tragedia y dolor y llanto, si ocupamos nuestro pensamiento con eso, si llenamos nuestro tiempo con esas ideas, no le vamos a dar chance ni a nuestra mente, ni a nuestras imágenes mentales, ni a nuestro tiempo invertido en eso, de que entren cosas lindas. Qué tal que no va a ser tragedia? Qué tal que cuando suenen las trompetas de los ángeles no va a haber nada si no amor entre todos? Qué tal que cuando llegue la hora vamos a entrar todos al cielo? Eso es lo que estamos esperando qué no? Para eso estamos rezando diario!! Ese es el camino por el que cada día nos esforzamos al ser mejores personas entre nosotros, que no?

Jesús nos dice hoy, que no sabemos ni el día ni la hora, que deberíamos estar listos, porque nadie, ni siquiera Jesús mismo, sabe ni el día ni la hora. Qué quiere decir eso?

Si te dijera que tengo ya tu boleto de avión para irte de vacaciones, pero que yo te aviso cuando, tú qué harías? No empacarías hoy una mochila con lo básico y la dejas atrás de la puerta, “por si las”? No te apurarías en el trabajo para no dejar pendientes para que en cuanto te diga, oye (tu nombre) paso por ti en 15 minutos, nos vamos, tu solo le digas a tu jefe “Me voy de viaje jefe, te veo en dos semanas” y no pueda decirte que no porque dejaste todo al día?

Esa es la tarea de hoy. Qué has dejado pendiente? Como bautizado, qué servicio tienes pendiente por cumplir? Como hermano cristiano, con quién te falta hacer las paces? Como hijo muy amado de Dios, qué rencor te falta perdonar? Como hijo muy cuidado de María, a qué hermano te falta proteger?

Hoy que casi termina el ciclo litúrgico, Dios nos recuerda que siempre estamos en la recta final, porque no sabemos cuándo, no sabemos cómo, no sabemos a qué hora, pero tenemos la absoluta certeza, de que Dios regresa por nosotros, es hora de hacer las maletas y saldar pendientes.

 

Dios nos ayude con eso.




Besos a quien tiene todo preparado

Nada para el resto.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

 Hoy, comunidad, el Evangelio tiene dos palabras fundamentales, y ni son palabras domingueras: si tienes tu misal a la mano subráyalas o si no, apúntalas por ahí en un post it o en un papelito y lo pegas en el refri.

 Las palabras son:           SANADO           y         SALVADO.

 Se parecen mucho, casi suenan igual, pero hoy hay 9 personas de diferencia entre una y otra.

 Fíjense que allá en antaño, cuando yo era chica, los grandes nos enseñaron que había unas palabras mágicas, que nos ayudaban en todo, alguien se acuerda de esas palabras mágicas??

(Abrimos micrófonos a ver si alguien las recuerda)

                                         POR FAVOR      Y      GRACIAS

 Yo creo que también deberíamos incluir PERDON, pero esa es historia para otro día.

 Esas palabras mágicas: Por favor y Gracias, tienen mucho que ver con la actitud con la que pides las cosas, y con la que las recibes.

 Hoy día, yo creo que por la cantidad de personas, por la rapidez en que queremos hacer las cosas, por la competencia que nos traemos entre todos, ya no es común que pidamos POR FAVOR, ni que demos las gracias. Lo que es común es que nos quejemos de todo, lo que es común hoy en día es que corrijamos a todos, lo que es común es que critiquemos y juzguemos muy rápido cada cosa que hacen los demás, y también lo que hacemos nosotros mismos.

 En el Evangelio de hoy, Jesús hizo lo que siempre hace: se detiene a ESCUCHAR, luego da una instrucción, y de paso, libera de lo que le aqueja a quienes le llamaron. Solo uno del grupito que lo llamó, del grupito que hizo caso, del grupito que fue SANADO, solo uno, solo uno regresó a agradecer.

 Y cómo vamos con eso?

Qué actitud predomina en tu día? Te levantas y aaaay no, hoy esta nublado, pero qué día tan feo! Y se me olvida agradecer que hoy desperté! Aaaay no mira qué trafico tan horroroso! Y se me olvida agradecer que tengo coche, y que le puedo poner gasolina, y que me puedo mover en mi coche. Aaaaaay no… qué internet tan lento! Y se me olvida que hasta hace unos años el internet no existía siquiera, que Dios le dio sabiduría a algunos científicos que lo inventaron y que hoy nos podemos reunir de forma virtual para celebrar la Liturgia. Y como esos, hay tantos “aaaaay no” que decimos por todo…

 Convertir la queja en agradecimiento es una tarea muy complicada, casi imposible. Implica un cambio de hábitos inculcados desde la gestación a veces. Nos significa un esfuerzo de pensar, de aprender, de desaprender un montón de cosas, de situaciones, de costumbres. Es tan difícil ese cambio, que hoy el ejemplo es claro: Solo 1 de cada 10 lo logra.

Yo quisiera, que al menos los que estamos por acá, con mucho esfuerzo, no lo voy a negar, logremos ser el leproso que regresa a dar las gracias, porque ese, y solo ese leproso, fue, no solo sanado, también fue salvado, y yo quiero que tú seas salvado también.

 Pidamos POR FAVOR a Dios que nos ayude con ese cambio que necesitamos todos, y AGRADEZCAMOS cuando lo logremos.

Hoy que es el 5to aniversario de PC, quiero pensar (seguramente con mucha soberbia) que nuestra comunidad ha sido el 1 de los 10 leprosos, que hemos sido muy criticados por cambiar, por pensar diferente, por actuar diferente, por sentir diferente, que somos ejemplo del cambio.

Seamos infinitamente agradecidos por nuestras diferencias, por dar los primeros pasos, por ser perseguidos y acosados, por ser criticados, GRACIAS SEÑOR por ponernos aquí como comunidad cada día más unida.






Besos al leproso que regresó.

Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Marcos l, 29-39

  Éste Evangelio me gusta para que se llame: Fíjate bien lo que pides. Cuando Jesús va predicando, cuando va enseñando de sinagoga en sina...