Ahí tienen que en el año del caldo (que fue antes que en antaño) mis abuelitos (los de la Reina Madre) junto con unos amigos compraron un terreno y construyeron unos búngalos para findesemanear, eran 4 familias, 4 búngalos chiquitos y un terrenote, de éstos luego les platico. El hermano de la Reina Madre decidió que él era muy chic para esos pastos tan vulgares y mejor compró un terreno en Acolman construyendo una casa para su familia solita y teniendo como vecinos a sus amigas chics. De ambos terrenos con sus construcciones, como era de esperarse, los ganones siempre fuimos los nietos que teníamos ya construidas casas para el norte, para el sur, con pastos con balnearios, con amigas chics, con amigos no tan chics, y con tíos a montones que nos cuidaban en cualquiera de los destinos.
En Acolman se celebraron bodas, cumpleaños, aniversarios, se bienvenidearon a los parientes de extrangia, se pasaron incontables noches heladas bebiendo café y cantando rolas de Chava Flores, se instituyó el término "los primos cucarachas" (porque estaba de moda el anuncio en el que las cucarachas se pasaban a la casa de enfrente) y dejábamos los zahuanes abiertos para cruzar la calle y llegar a la casa de enfrente a jugar fronton o nadar en la alberca, o comer quesadillas sin fin que nos guisaban Clarita y Yemita. Lo que uno nunca calcula es que un día los dueños se hacen viejitos, que los tíos tienen sus otros intereses y que los nietos terminamos preguntándonos "Pero qué pensaba el abuelo al plantar un maple en medio del patio? pensaba salir de la cocina con un frasquito vacío y decirle 'arbolito lléname de miel el frasquito'?" no se calculó que había que pagar a un fulano que trepara a podarlo o que generaría costales y costales y costales de hojotas secas, que teníamos que ir a pagarle al cuidador, que había que pagar los prediales, las aguas, las luces, los gases, podar los pastos, lavar ventanas, fumigar jardines, cosechar chayotes, deshojar nochebuenas, etc. etc. etc. Un tiempo lo hice yo, nada más porque me encanta la casa y porque aprovechábamos la vuelta para quedarnos hasta el domingo, porque el pan de los sábados me recordaba a los bollitos de Heidi, y porque cada vuelta teníamos una nueva teoría para explicar por qué la ambula del pueblo estaba acorralada y sin puerta por dónde sacarla. Ahora que yo dije "no puedo más" y luego de un tiempo en el que se decidía su se heredaba o se abandonaba o se vendía, los Nonos decidieron venderla, a un fulano que vende ponchos en Chiconcuac, maldito señor desconocido...
Se acabó la era de Acolman y todos los nietos la lloramos (pero a que ninguno me dijo 'yo te ayudo prima').
Besos a quienes extrañan una casa que no fue suya.
Nada para el resto.
1 comentario:
Mi papa y su socio compraron una casooota enorme en Ixtapan de la sal o por ahi cercasss, la arreglaron, le pusieron alberca, tenia quiosco, muchas cuartos, fuentes y canchita pa jugar. ir alli era maravilloso, recuerdo las quemaduras de 3er grado que me hacía leyendo en el sol y asi de repente, por que no costeaba la vendieron (ese era el plan desde el principio) ah como extrañamos la casa de ixtapa... entiendo tu dolor..
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