martes, 29 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 3, 7b-15

Saben qué? Creo que en Pastoral Creativa somos más como Nicodemo de lo que todos creemos. Nicodemo era un maestro, era un hombre muy sabio, estudiaba mucho, leía un montón, enseñaba otro mucho, pero entendía poco. Preguntaba a Jesús, pero entendía poco. Y no era maña onda de Nicodemo, ni era una falta de Nicodemo tampoco. A veces nos pasa, que cuando nos apasiona algo, tratamos de aprender mucho de ese tema.

 Actualicemos nuestra parábola. Nos encanta comer, por ejemplo, y tenemos clases con el chef, y vemos videos de cocina, montones de recetarios, y hasta nos peleamos por tener en nuestra herencia el recetario de la abuela. Pero… peeeeeero… cuando llega la hora de comer, y revisas lo que has comido en la semana, de 7 días de la semana, 7 días desayunaste huevitos revueltos y café, en la comida 4 días fueron sopita de pasta y 3 fueron arroz, 4 días fueron milanesa de pollo o pechuguita azada, 2 días fueron albóndigas y un día solo ensalada para cuidar la línea; y ya mejor no hablamos de los postres, y de 7 días 7 cenaste quesadillas y un vaso de leche. Y si revisamos la semana pasada, es más o menos lo mismo. Y qué pasó ahí?? Si tenemos 5 años de clases con el chef Mario! Si luego de pelear con 24 primos, tenemos el recetario de la abuelita en el librero!

Conocimiento tenemos, mucho, pero no lo usamos. Ya sé, ya sé, que luego de que puse este ejemplo me vas a decir que ese no es tu menú, que tu sí desayunas fruta, ese no es el punto, el punto es que tu menú es el mismo semana tras semana.

 

Igualito pasa con las cosas de Dios. Todos aquí tomamos montones de cursos, que si el de la biblia, que si el de catequesis para papás, que si la lectio de la mañana y luego la lectio de la noche, que si el curso de kerigma, que si los amigos de Jesús, que si uuuuy… yo que no entro a todos los cursos tengo ya como 5 cuadernos de notas, y libros y libros. Y cómo vamos con la vida? Cómo vamos aplicando toooodo lo que sabemos de Jesús, a nuestra vida diaria?

 También, ya sé, que todos estamos pensando oye, pero yo si he cambiado, sí me he ajustado, sí he entendido, sí he aprendido… yo no lo niego, lo que puedo decir, es que nuestro menú de Cristo es de 4 días de sopita aguada y 3 días de arroz, y repetimos y repetimos el menú, aunque sepamos ya más cosas, nos conformamos con la sopita porque es lo que ya conocemos y con lo que nos sentimos agusto.

 Así le pasaba a Nicodemo, sabía muchas cosas, pero no podía entenderlas, porque a la hora de vivirlas, quedaba fuera de su ejercicio diario.


Qué reto más fuerte el del Evangelio de hoy!!

Vivir fuerte, vivir con amor a todos sin exepción, vivir perdonando de verdad sin rencor, vivir ayudando a quienes tenemos a la mano sin pichicatear la ayuda, vivir con más Cristo a nuestro lado, amar más Jesúsmente.

 

Sabemos ya muchas cosas de Jesús, vamos variando nuestro menú para que no nos pase como a Nicodemo.





Besos a quienes desayunan con fruta.
Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18

Estoy segura que todos hemos pasado por un momento como el que pasó Magdalena, a ella le pasó, que murió la persona a quien ella más amaba, y se le murió de una forma bien fea!, luego, cuando quería estar con el cuerpo de su maestro, empezó la celebración de la Pascua, y tuvieron que dejar el cuerpo de Jesús ahí pendiente en la tumba, mientras las celebraciones judías de la pascua. Pero tan pronto pudo desafanarse de eso, sin darle siquiera tiempo al sol de aparecerse, fue a buscar a su maestro, a su Rabí, y no lo encontró, encontró ahí todos los trapos tirados, pero no a su Rabí!! Y rompió a llorar, desconsolada… No se le ocurrió que todos los demás también estaban ocupados en sus celebraciones, que nadie iba a andar por ahí con un cadáver a ver dónde más lo esconden, ella solo vio desolación, soledad, ausencia…

Cuando se le aparecieron los ángeles no los reconoció, y de primera, tampoco reconoció a Jesús, yo me imagino que de tanto llorar, como nos ha pasado a ti y a mi, se le hincharon los ojitos, se le nublaba la vista… hasta que la llamó por su nombre reconoció que era Jesús. A ella, a Magdalena, a la mujer que fue a buscarlo en la tumba fue a la primera a la que se le apareció ya resucitado. Y le mandó el mensaje más bonito!!

Magdalena, diles a los demás que Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios, y al rato vengo.

 

Saben qué le dijo a María Magdalena? Con esa frase le dijo, “ESTOY VIVO, VENCÍ A LA MUERTE, VOY A HACER LO IMPORTANTE Y REGRESO”.

 

Y nosotros cómo vamos con eso?

Cuántas veces nos hemos ahogado en nuestras propias lágrimas, y nos pasa, porque la vida es dura y a veces no podemos ver la salida, porque la vida a veces se pone difícil y sentimos tristeza, y frustración, y cansancio, y tantas otras cosas, que así como le pasó a Magdalena, nos nublan la vista, se nos olvida que seguimos vivos, y sobre todo, por llorar y llorar, se nos olvida que Dios nos quiere y nos quiere felices, nos quiere ver cómo le encontramos en toda situación, a todo momento, la presencia de Dios que nos ama, que nos acompaña, que nos impulsa, que nos cuida, en los momentos fáciles y en los momentos difíciles también.

 

Jesús le dijo a María, diles que voy con mi papá, que es tu papá también, y luego regreso. Esa parte también se nos pierde muchas veces. Primero es Dios, tengo un gran logro, tengo un día difícil, tengo un accidente, tengo una tarea pendiente? Voy con papá Dios y le platico, y luego lo demás, no porque no sea importante lo demás, sino porque Papá Dios nos da las herramientas para el resto, para lo bueno y lo malo también, para lo fácil y para lo difícil también.

 

Que en ésta pascua podamos llorar y desahogarnos como Magdalena, sin perder de vista que estamos vivos, y que esa vida es plena gracias a Jesús, que venció a la muerte y sigue vivo.

Vivamos fuerte! Vivamos de a de veras! Sin pausa, pero sin perder de vista lo importante.





Dios nos ayude con eso.







Besos a quienes viven fuerte.
Nada para el resto.

martes, 22 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30

Quisiera contarles primero, que en ésta última semana de cuaresma, los evangelios que leemos son los de San Juan, porque San Juan relata las últimas cosas que Jesús decía y que lo metían en más problemas, le iban llenando el costal de piedritas, como que iban juntando las evidencias para acusarlo de cualquier cosa con tal de desaparecerlo, así que ésta semana los evangelios se van poniendo como más densos. Además les cuento, que de los 4 Evangelios, el de Juan es un poco distinto a los otros 3, y esto tal vez lo quieran apuntar en su cuaderno de catequesis: los evangelios de Marcos 1, de Mateo 2 y de Lucas 3, se escribieron entre el año 68 y 70, es decir, casi al mismo tiempo, el de Juan se escribió entre el año 90 y el 110. Los evangelios de Mateo y de Lucas, comparten material con el de Marcos, y según algunos teólogos, Mateo 2 y Lucas 3, se basaron en el de Marcos 1, y el de Juan tiene otro estilo diferente. También, cada evangelio, presenta a Jesús con un enfoque tantito diferente: Marcos 1 lo presenta como el Hijo de Dios, Mateo 2 como el mesías judío, Lucas 3 como el salvador universal, y Juan 4 como el logos divino, Juan se enfoca en la naturaleza divina de Jesús, y eso, a veces, puede confundirnos mucho.

Cuando en el Evangelio Jesús dice Yo Soy puede ser muy confuso, porque todos somos lo que somos, todos somos quienes somos, y ¿qué diferencia habría entre SU Yo Soy a MI yo soy?

La diferencia es que Él, Jesús, existe sin pecado, existe sin ego, existe sin carga, y nosotros no.

Cuando nos preguntan quién eres, ¿qué respondemos? Yo soy, yo soy mamá de, yo soy papá de, yo soy hija de, yo soy jefa de, pero eso no soy, esa es mi relación con los demás, también podríamos responder yo soy ingeniera, yo soy doctora, yo soy contadora, yo soy maestra, pero eso tampoco soy yo, esa es mi profesión, o podemos decir, yo soy envidiosa, yo soy quejosa, yo soy paciente, yo soy constante, yo soy puntual, y de nuevo, esos adjetivos tampoco son yo, son cosas que he cultivado en mí, las buenas y las malas, y ahí es justo, en lo que cultivo en mí que no es tan bueno, en donde me pierdo de entender quién soy, porque eso que cultivo me ata a la tierra, me ata a mi propio ego, me ata a mis propios sentimientos a los que me hago adicta. Hace un par de días, por ejemplo, me pongo de ejemplo, hace un par de días yo me sentí muy triste, y lloré y lloré porque llevo casi 3 años pidiendo que me enseñen a tocar la marimba, solo se lo he pedido a 2 personas a las que sé que no les agrado mucho, me esfuerzo realmente por caerles bien y por llevarme bien con las dos personas pero ni les agrado ni me quieren enseñar, ese sentimiento de no ser apreciada, no es culpa de ninguna de las dos personas, ese sentimiento es mío, la que quiere aprender a tocar la marimba soy yo, la que tiene que buscar la forma soy yo, y sobre todo, la que debe dejar de sentirse no apreciada soy yo.

Parece una bobada este ejemplo, pero en asuntos como éste se nos va la vida, vamos de temita en temita tratando de crecer, tratando de avanzar, algunas veces nos sale rápido, pero otras veces nos regodeamos, nos apapachamos las malas situaciones de nuestra vida, y ahí radican las palabras de Jesús cuando dice: “Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”

Si no creemos que Jesús, siendo hombre como nosotros, pudo librarse del pecado, y con su vida, librarnos a nosotros del pecado, de todo nuestro pecado, vamos a morir en nuestros pecados.

Y ya sé. Esto que acabo de decir está súper difícil. Porque nuestras vidas, todas, tienen marcas de pecado por todos lados, nadie se salva. Lo bueno, es que vamos juntos tratando de entender cómo hacerle para encontrar el camino que Jesús marcó en rojo para seguirlo. No creo que lo hayamos encontrado completamente, pero vamos JUNTOS siguiendo las pistas.

 

Que Dios nos ayude con eso.









Besos a quienes buscan las pistas... y las siguen.
Nada para el resto.

martes, 8 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30

 Quisiera contarles primero, que en ésta última semana de cuaresma, los evangelios que leemos son los de San Juan, porque San Juan relata las últimas cosas que Jesús decía y que lo metían en más problemas, le iban llenando el costal de piedritas, como que iban juntando las evidencias para acusarlo de cualquier cosa con tal de desaparecerlo, así que ésta semana los evangelios se van poniendo como más densos. Además les cuento, que de los 4 Evangelios, el de Juan es un poco distinto a los otros 3, y esto tal vez lo quieran apuntar en su cuaderno de catequesis: los evangelios de Marcos 1, de Mateo 2 y de Lucas 3, se escribieron entre el año 68 y 70, es decir, casi al mismo tiempo, el de Juan se escribió entre el año 90 y el 110. Los evangelios de Mateo y de Lucas, comparten material con el de Marcos, y según algunos teólogos, Mateo 2 y Lucas 3, se basaron en el de Marcos 1, y el de Juan tiene otro estilo diferente. También, cada evangelio, presenta a Jesús con un enfoque tantito diferente: Marcos 1 lo presenta como el Hijo de Dios, Mateo 2 como el mesías judío, Lucas 3 como el salvador universal, y Juan 4 como el logos divino, Juan se enfoca en la naturaleza divina de Jesús, y eso, a veces, puede confundirnos, por el estilo más poético y un tanto desapegado a la humanidad de Jesús.

 Cuando en el Evangelio Jesús dice Yo Soy puede ser muy confuso, porque todos somos lo que somos, todos somos quienes somos, y ¿qué diferencia habría entre SU Yo Soy a MI yo soy?

 La diferencia es que Él, Jesús, existe sin pecado, existe sin ego, existe sin carga, y nosotros no.

Cuando nos preguntan quién eres, ¿qué respondemos? Yo soy, yo soy mamá de, yo soy papá de, yo soy hija de, yo soy jefa de, yo soy empleada de, yo soy amiga de, pero eso no soy, esa es mi relación con los demás. También podríamos responder yo soy ingeniera, yo soy doctora, yo soy contadora, yo soy maestra, pero eso tampoco soy yo, esa es mi profesión. O podemos decir, yo soy envidiosa, yo soy quejosa (de mi lado más rasposo), o yo soy paciente, yo soy constante, yo soy puntual (de mi lado más lisito), y de nuevo, esos adjetivos tampoco son yo, son cosas que he cultivado en mí, las buenas y las malas, y ahí es justo, en lo que cultivo en mí, que no es tan bueno, en donde me pierdo de entender quién soy, porque eso que cultivo me ata a la tierra, me ata a mi propio ego, me ata a mis propios sentimientos a los que me hago adicta.

Pongamos un ejemplo, vamos, me pongo de ejemplo, hace un par de días yo me sentí muy triste, y lloré y lloré porque llevo casi 3 años pidiendo que me enseñen a tocar la marimba, se lo he pedido a 2 personas, a las que sé que no les agrado mucho, me esfuerzo realmente por caerles bien y por llevarme bien con las dos personas, pero a pesar de mis honestos esfuerzos, ni les agrado ni me quieren enseñar. Ese sentimiento de no ser apreciada, de no ser querida, de no ser valorada, no es culpa de ninguna de las dos personas, ese sentimiento es mío, la que quiere aprender a tocar la marimba soy yo, la necia que le sigue pidiendo a quien no le quiere enseñar soy yo, la que tiene que buscar otra forma soy yo, y sobre todo, la que debe dejar de sentirse no apreciada soy yo.

Parece una bobada este ejemplo, pero en asuntos bobos como éste se nos va la vida, vamos de temita en temita tratando de crecer, tratando de avanzar, algunas veces nos sale rápido, pero otras veces nos regodeamos, nos apapachamos las malas situaciones de nuestra vida, y ahí radican las palabras de Jesús cuando dice: “Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”

Jesús pasó su vida libre, sin ego, sin atadura, sin pendientes con nadie, de verdad verdad verdad sin pecado, y por eso Él ES de allá arriba. Si no creemos que Jesús, siendo hombre como nosotros, pudo librarse del pecado, y con su vida, librarnos a nosotros del pecado, de todo nuestro pecado, vamos a morir abrazados, acurrucados a nuestros pecados. A los grandes y llamativos, y a los chiquitos y silenciosos.

Y ya sé. Esto que acabo de decir está súper difícil. Porque nuestras vidas, todas, tienen marcas de pecado por todos lados, nadie se salva. Lo bueno, es que vamos juntos tratando de entender cómo hacerle para encontrar el camino que Jesús marcó en rojo para seguirlo. No creo que lo hayamos encontrado completamente, creo que de pronto parece que lo vemos, creo que de pronto se nos borra por completo la línea roja, lo que también creo es que vamos JUNTOS siguiendo las pistas.

 

 

Que Dios nos ayude con eso.









Besos a quienes lo siguen intentando.
Nada para el resto.

martes, 1 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 5, 1-16

 Este Evangelio, tiene muchas partes que nos enseñan un montón, la que más nos explican en misa, y lo sé porque es la homilía que ya hasta nos sabemos, es que Jesús un poco reta a las leyes judías, y hace milagros en sábado, cuando la ley judía prohíbe hacer cualquier cosa en sábado. Y bueno, nosotros no somos judíos, pero aun así tenemos muchas otras leyes y normas que seguimos sin cuestionarnos si siguen teniendo sentido hoy en día o no, y cuando alguien propone cambiarlas, uy! Le va como en feria!! Esa parte del cambio y del ajuste nos sigue costando mucho, afortunadamente ya no nos cuesta la crucifixión, pero sigue siendo difícil.

 Hay otra parte del evangelio que, creo yo, tiene mucho que ver con esta resistencia al cambio. Que es la sanación de un hombre que llevaba 38 años enfermo. No dice, el Evangelio no nos dice de qué estaba enfermo, solo nos dice que ha intentado desde hace muchos años sanar, al conocer a Jesús, éste hombre sana, levanta sus cosas y camina, a donde sea, camina, avanza. Y cuando se vuelve a encontrar a Jesús, éste le dice “no peques más”.

Le sucedió lo mismo que nos sucede a nosotros, qué enfermedad tienes tú? Qué pecado tienes tú? Qué razones le das a tu pecado para seguir abrazado ahí a donde estás?

Hoy la tarea, es de dejarte mover a algo mejor, a dejar de ser el enfermo, a quitarle poder al pecado, quitarle poder al pretexto que te tiene atado al mismo lugar.

 

Que nadie te ayuda? Da pasitos solo.

Que otro te ganó la idea? Seguro que no pensó en todo lo que tu habías pensado, dale.

Que tu equipo de trabajo no trabaja? Hazlo tu solo.

Que no te cumplieron lo que te prometieron? Prométete tu solo lo que sigue.

Que nadie te acompaña? Dale tu solo a lo que quieras hacer!! Seguro alguien se aparece y VIVE contigo.

 

Hay muchas formas de quedarse estancado, ser y hacer lo que no te gusta siempre tiene encima el fantasma del miedo, o de la soledad, o de la carencia, o tantos otros fantasmas que nos pesan encima. Hoy el llamado es a que hagas como que nada te frena ya, y hagas lo que te corresponde, lo que quieres hacer, que te conviertas en quien quieres ser. Que dejemos de resistirnos al cambio. Al toro por los cuernos comunidad.








Besos a quienes se ajustan suavecito.
Nada para el resto.
(Hoy no me toca beso... jeje) 

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48.

 Mateo es muy claro en su forma de escribir, ¿verdad?   Vamos a revisar primero una cosita que aparece antes de “En aquel tiempo”. ¿Quién ...