martes, 17 de junio de 2025

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48.

 Mateo es muy claro en su forma de escribir, ¿verdad?

 Vamos a revisar primero una cosita que aparece antes de “En aquel tiempo”. ¿Quién me puede decir cuál es el renglón anterior?

 Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48.

 Muy bien, capítulo 5 de Mateo. ¿Alguien tiene a la mano su Biblia para confirmarnos cómo se llama ese capítulo?

Las bienaventuranzas.

 Para entender bien los versículos del 43 al 48, vamos a ver cómo llegamos hasta aquí. El capítulo empieza enumerando las bienaventuranzas, casi como una lista directa. Luego, poco a poco, va desarrollando cada una, explicando de qué se trata.

 En algunas traducciones católicas de la Biblia se lee: “Bienaventurados los que tienen el espíritu del pobre”, “Bienaventurados...”. En otras, que me gustan más, dice: “Felices los que lloran, porque recibirán consuelo”, “Felices...”.

 Es cierto que en este contexto "bienaventurado" y "feliz" significan lo mismo. Pero para nosotros, que hablamos español en el 2025, “feliz” tiene más sentido. Es una palabra que usamos más. No decimos: “¡Bienaventurado cumpleaños!”, decimos: “¡Feliz cumpleaños!”. Es lo mismo, sí, pero el lenguaje importa cuando queremos entender.

Todo este capítulo trata de cómo hacer cosas que nos lleven a la felicidad. Y amar es una actividad fundamental para ser felices.

 Sin embargo, hay situaciones que bloquean el amor. Es como si se nos tapara el popote por donde bebemos la felicidad.

 Piensa en dos situaciones que hoy te provocan enojo. Luego, en dos que te entristecen. Y otras dos que te llenan de rencor, que te retuercen el estómago solo de recordarlas.

Quizá alguien te hizo daño, te trató mal, o hirió a alguien a quien amas. Tal vez alguien se equivocó gravemente contigo y nunca te pidió perdón.

 Y hoy, Jesús nos dice que a esa persona que nos hace hervir la sangre… la amemos. Que la amemos mucho. Y para amar, hay que perdonar. Y ahí es donde se complica, ¿cierto?

 Ya hasta tenemos frases hechas para justificar nuestra dificultad para perdonar:

“Perdono, pero no olvido”,

“Que te perdone Dios, porque yo no puedo”…

 Y sí, lo que te hicieron pudo ser grave. Incluso podría considerarse delito. Te hirieron de verdad, y no has sanado. Es cierto: perdonar es un proceso muy complicado.

 Pero… ¿y si fuera al revés?

¿Y si tú fuiste quien hizo daño?

¿Si lastimaste a alguien, queriendo o sin querer, y no te has atrevido a dar la cara y pedir perdón?

 Aquí entre nosotros, sentaditos en casa, frente al Zoom o en el Face, conociéndonos, cayéndonos bien... es fácil pensar que somos buenas personas. ¡Y lo somos!

Pero recuerden: en el cuento de Caperucita y el lobo, el malo es el lobo… porque Caperucita cuenta la historia.

 ¿Y si somos el lobo en la historia de alguien más?

 ¿Eso nos quita el derecho al perdón?

¿Eso nos hace indignos de amor?

 

Amar a mis amigos es fácil.

Amarme a mí misma o a mí mismo, también.

Pero amar y perdonar a quien me lastimó, a quien ha sido el "lobo" en mi historia… eso ya no es tan sencillo.

 

Quisiera decirles que la tarea de hoy es simple y directa:

“Perdona a todos y ama a todos para que seas sumamente feliz”.

 Pero no.

La tarea de hoy es un trabajo profundo. Un camino difícil.

 ¿Cuál será tu primer paso?

 Y si quieres… podemos darlo juntos, como comunidad.

 

Que Dios nos ayude con eso.












Besos a Fournier (antes Ferguson) y a Fernando (antes Fulano), que son los lobos en mi historia, y soy el lobo en la suya. Algún día pagaremos lo que nos toca a cada uno, y pediremos perdón, y seremos perdonados. Empecemos por quitarnos del anonimato, al fin que los hijos saben perfectamente sus nombres y rostros.

Nada para el resto.

martes, 10 de junio de 2025

Entre misas... Mi cumpleaños

 Pareciera que ya voy para monja con tanto evangelio. Algunos quisieran, pero no me dejo. Más porque me cagan las monjas quepor orta cosa. Ahora que el Papa permita ordenarse a las mujeres hablaremos de nuevo, pero como no creo que eso lo vea en mi tiempo de vida, me quedo laica y bastante pecadora.

Vengo un momento a dejar mis agradecimientos por las felicitaciones que me llegaron en mi cumpleaños, quienes me aman lo hacen notar. Tengo unos amigos nuevos algo mesquinos, otros amigos de antaño muy culeritos, así que en éste año en que cada día será un festejo rumbo al tostón, la meta es depurar amistades, quedarme con 2 o 3, y ya dejar de hacerle a la mamada de la madre de calcuta, porque nada me ha dejado, ni siquiera el ego inflado de hacer el bien por otros.

Honestamente, cuando termino y busco la tan anhelada satisfacción, solo veo que la soledad esta conmigo desde siempre. Nadie ve por mi, nadie me acompaña a mi, nadie se preocupa por mi más que a quienes le soy útil, y ya estuvo. No porque sea nuevo, así ha sido mi vida siempre, algo debe cambiar. 

Escribí todo un párrafo con a quien eliminar de mi vida, o a quien eliminar de la vida, pero qué tal que google me censura? o si los destinatarios lo leen y se previenen? y me complican pasarles el coche encima?? Nonono... con saber que si has sido pinche conmigo lo voy a cobrar, es suficiente...









Besos a mi por mi cumpleaños.
Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16

 Ustedes son la sal de la Tierra…

Ustedes son la luz del mundo…

¡Se oye súper bonito! Y suena súper fácil, porque ¿quién no conoce la sal o la luz? ¿A quién no le gusta la sal o la luz?

Las papitas que no podemos comer solo una, casi ni saben a papa… ¡saben a sal! Y es riquísima.
Y cuando acaba el día y empieza la oscuridad a cubrirlo todo con la noche, ¿qué hacemos? Prendemos la luz. Extendemos el día todo lo que podemos. Si de noche se va la electricidad, ¿qué hacemos? Prendemos una vela, para seguir viendo, para que la luz siga a nuestro lado, ¡porque nos encanta la luz! Y eso está muy bien.

Solo que… el Evangelio no nos dice que nos quedemos con la sal o con la luz. Nos dice que nosotros somos la sal, y que nosotros somos la luz. Y me voy a meter un poco en un problema filosófico, pero ténganme paciencia…

Estamos terminando la Pascua. Ya pasó Pentecostés, que —a diferencia de los dos tiempos anteriores— no es una temporada, sino un instante. Así que, en nada, debemos ir a lo que sigue.
Y lo que sigue es tomar acción, con la conciencia de Dios en nosotros. Dentro de cada uno, de forma individual, y también como comunidad. Pero sobre todo dentro de ti, dentro de mí. Y ese es un concepto que toma tiempo entender.

Seguramente hemos escuchado la frase:
“Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí?”
Bueno… justo estamos en ese momento de entender de verdad eso: que Dios está conmigo, está dentro de mí. Y con eso, yo soy lo sabroso de la sal. Yo soy lo tranquilizador de la luz.

¿Pero qué hace la sal? Da sabor. Sazona las papitas Sabritas.
Y cuando se escribió este Evangelio, la sal servía para la vida misma. No había refrigeradores, así que tener sal en casa significaba poder conservar alimentos, controlar enfermedades, limpiar pisos… incluso tener animales para poder comer después. La sal, hace 2000 años, era fundamental para la vida.

Y que Dios mismo te diga que tú eres fundamental para la vida —no por lo que haces, sino por lo que eres— es un regalo enorme.
Es un gran don.
Y como dice el tío Ben en Spider-Man: con ello, viene una gran responsabilidad.

Porque debemos conocernos, saber quiénes somos, para ser el mejor “yo” que podamos ser.
Y con eso, servir a todos. Y al hacerlo, servimos a Dios.

Igual de fuerte es cuando nos dice que somos la luz del mundo.

¿Qué hace la luz para darnos tranquilidad?
Nada. La luz solo es.
Prendes la luz, y todo se ve más bonito. Solo porque está.
La apagas, y se va.
No es que la luz haga o deje de hacer. Es que la luz está, o no está. Y con eso, sirve.

Hace unas semanas les decía que en español es un tanto confuso el uso del verbo “ser”, porque en griego —que es como se escribió originalmente la Biblia— ser y estar son lo mismo. Y para nosotros son dos verbos. Eso a veces nos confunde.

Pasa lo mismo con el Evangelio de hoy. Porque podríamos confundir el “eres” con el “haces”.
Y eso nos pasa mucho en la Iglesia católica. Sobre todo a quienes estamos aquí porque nos gusta estar, y nos gusta hacer.

Hoy, Dios nos dice que vales por quién eres, no por lo que haces.

Me voy a poner de ejemplo.

Yo soy soprano en el coro, desde hace 30 años, y me encanta.
Y me encanta pensar que sin mí, el coro no suena igual.
Y eso es mi ego actuando.

¿Qué tal si un domingo no voy? ¿El coro deja de servir?
¡No!
¿Qué tal si un día ya no puedo cantar? ¿Ya no sirvo?
¡No!

Yo valgo porque soy, no porque me sepa las rolas ni porque llegue a la sexta octava (que ni llego… y ni a quién le importe).
Ni Dios ni quienes me aman, me aman por eso.
Me aman a mí, por quien soy.
Cante o no.

También soy catequista desde que tenía 15 años. Sé muchas cosas sobre ser catequista.
Y desde hace unos años, no doy clases de cate.
¿Y qué pasa con eso? ¿Ya no hay catequesis en mi parroquia? ¡Claro que sí!
¿Ya no hay otros catequistas? ¡Claro que hay!
¿Los niños aprenden menos? ¡Claro que no! Aprenden un montón.

¿Yo valgo menos porque no he dado clases de catequesis últimamente?
¡Claro que no!

Porque yo soy sal.
Porque yo soy luz.

Valgo y me aman por lo que soy, no por lo que hago.

Hoy no ponemos en duda el amor que Dios siente por ti.
Ni si eres o no sal.
Ni si eres o no luz.

Hoy el reto es encontrarte, dentro de ti.
Descubrir quién eres, no por lo que haces, sino por lo que Dios hace dentro de ti.

Es algo que nos toma mucho tiempo entender.
Y a veces vamos para atrás con esto.
A veces, como cangrejitos, avanzamos solo de ladito.
Solo no te detengas.
No es fácil… ¡pero ahí vas!
¡Ahí vamos todos juntos!








Besos a quienes buscan quienes son.
Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38

 Hay algunos momentos muy importantes en éste Evangelio, Juan nos relata que Jesús se conmovió profundamente. La persona que ha entendido mejor el amor en éste mundo, se conmovió por todos sus amigos, y quienes creen que son sus amigos, solo los de la mesa? O seremos todos los que en cada misa, compartimos la mesa con Él? A mi me parece correcto pensar que sus amigos somos todos. En esa última cena, Jesús se conmovió por ti.

 En un segundo momento, Jesús señaló a quien le traicionaría, y le dio de su pan, luego lo mandó a hacer lo que tenía que hacer. Por costumbre, suponemos que lo que tenía que hacer era vender a Cristo, pero qué tal si lo que tenía que hacer era irse a orar porque los planes que tenía en su mente no eran los más lindos? No lo sabremos. Y qué tal si te tocara a ti ser Judas? Qué tal si Jesús nos mandara a hacer lo que tenemos que hacer luego de que nos de el pan, cuál sería tu prioridad? Vender a Cristo? O apartarte a orar ese mal plan que traes en la cabeza??

 Hay un tercer momento, en que Pedro se apresura a decir en voz alta “Yo daré mi vida por ti”, y Jesús le contesta que lo va a negar varias veces. Y si nos toca ser Pedro?? Si fuésemos quienes de pronto negamos nuestra fe solo por salvarnos, o por no quedar incómodos en alguna situación?

 Hemos visto este evangelio siempre desde la barrera, hace un par de semanas les contaba que ver así La Palabra del Señor es lo más cómodo, es como ver una película, con tus palomitas, semana santa te pones Ben Hur, Marcelino pan y vino, te enterneces 2 horas que dura la película y listo, a Pascua.

Cuando lo que toca es irnos despacito, como cuando bajas la escalera pero agarrado del barandal, seguro otro te rebaza, tal vez hasta te empuje. Si tu vas despacito, agarrado del barandal de Jesús, tal vez, no volvamos a traicionar a nadie, tal vez nos detengamos antes de vender a alguien, tal vez, y es el reto verdadero, podamos detenernos y conmovernos al ver a todas las personas que nos rodean.

 

Que Dios nos ayude.

Del santo Evangelio según San Juan 19,31-37

 Pasando el tiempo de Pascua, tenemos 3 grandes solemnidades, una es a la Santísima Trinidad, la segunda es a Corpus Christi, y la tercera al Sagrado Corazón de Jesús, a quien también, además, le dedicamos todo el mes de Junio. Pero qué representa? Por qué le dedicamos no solo una solemnidad, sino que también todo un mes? Como les decía el miércoles, podemos ahondar en teología y usar palabras domingueras, de esas que solo usamos los domingos, y les podría dar una explicación rebuscadísima!! Pero y si lo quisiéramos explicar en palabras de diario?

 El Sagrado Corazón de Jesús para nosotros, es la representación del AMOR de Dios, del amor que Dios te tiene, que te regala, que nunca te dosifica, no te lo limita, Jesús nunca dijo que nos quiere más los domingos y los jueves y nos quiere menos los lunes y los viernes, no! El amor que Dios nos tiene es infinito, inacabable, constante, aun cuando tu estés enojado con Él, o cuando te hayas portado mal, o cuando se te olvide que te Dios te ama.

 Y tenemos un día al año en particular para recordarlo SOLEMNEMENTE, porque Jesús mismo nos dijo, fuerte y claro, que la tarea principal es amar, una vez que tienes claro cómo es el amor de Dios, cuando sabes cómo se siente sentirte amado, por eso te lo pregunté al inicio de la celebración, cómo es cuando te aman incondicionalmente? Qué seguridad puedes sentir en tu corazoncito cuando sabes que tienes el amor de alguien solo al estirar la manita? O en éstos tiempos, cuán segura seguro vas en tu día cuando sabes que tienes a la mano tu teléfono y le puedes llamar a esa persona que te ama?

 Me encantaría que no fuera necesario amarte a ti mismo antes de amar a otro, pero me temo que sí es necesario. No puedes dar lo que no tienes, y no es que yo vaya diciendo “tú si, tu no, tu si, tu no”, esa es tarea tuya, y si sabes que tienes ahí un huequito esa es tu primer tarea, si tienes las herramientas para solucionar eso, vas! Dale a esa tarea de amarte a ti mismo. Si sientes que no puedes solito, para eso es la comunidad, para pedir ayuda y decir oye, comunidad, yo necesito ayuda para quererme yo, para quererme a mi, no lo veas como un acto de egoísmo, queriéndote tu primero es como ayudas a toda la comunidad. Y ya que estas bien plantado en el amor, entonces el mismo Jesús nos lo ha dicho en las escrituras, nos ha dicho “AMEN”, y luego, por si no nos quedó muy claro, nos dice “AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO”, y luego nos aclara, porque sabe que podríamos tener fallas en eso, y como subiendo la meta, como dejándonos el verdadero reto, nos dice “ÁMENSE COMO YO LOS HE AMADO”.

 Amar de verdad, con completo amor, del amor que va sin etiquetas, porque nosotros somos los que dividimos al amor en amor de pareja, amor de madre, amor de hijos, amor de amigos. No, amor de Dios es amor absoluto, esa sería la parte 2 de la tarea, recordar que el AMOR de Dios es la fuente de todo el amor del mundo, que como si fuera un río de agüita fresca, nos reparte a cada uno de su amor, para que ya que tu tanque de amor esté llenito, todas y todos repartamos ese amor de Dios entre nosotros.

 Cuando te pedí al inicio de la celebración que trajeras a tu mente a la persona que más te ha amado en el mundo, le pusiste una carita no? Ese amor que sentiste tiene un nombre propio, pues esa es la tercera parte de la tarea: Tu nombre es el que debe estar en la mente de quienes tienes al lado, de todas las personas que te rodean. TU NOMBRE.

 Esa sí que es una tarea de alto rendimiento!

 

Dios nos permita cumplirla.

martes, 3 de junio de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11a

¡Felices Pascuas!

Ya estamos llegando al final del tiempo pascual, casi a las puertas de Pentecostés.

Este Evangelio se conoce como la Oración Sacerdotal. Es el momento que culmina el círculo de Pasión, Muerte, Resurrección y ahora Ascensión. Con esta oración, Jesús se ofrece a Dios como sacrificio, se convierte en altar y se presenta como sacerdote. Esta es la hora de su glorificación. Con esta súplica al Padre, Jesús concluye su paso por aquí, entre nosotros.

No se trata de una parábola, ni de una enseñanza, ni de una nueva tarea. ¿Se han dado cuenta de que el Evangelio suele dejarnos siempre una misión por hacer? Pero el de hoy no nos deja tarea de hacer, sino de ser. Ser testigos de esta oración. Ser testigos de lo que Jesús le dice a su Padre. Y, con ello, ser testigos del amor de Dios con nosotros y en nosotros.

Y sí, podemos simplemente —como cuando vamos al cine— sentarnos a observar y pensar: “¡Qué bonito! ¡Qué tierno! ¡Qué dulce!”. Descubrir que soy profundamente amado por Jesús; que, con Él, soy profundamente amado por el Padre; y que, con ambos, soy profundamente amado por el Espíritu. Y eso está bien. Está muy bien. Dar un paso atrás y dejarme amar. Sentirme profundamente amado, sin las heridas del amor humano, sin las imperfecciones del amor que nos damos entre nosotros. Dios me ama con un amor completo, perfecto, inagotable. Y eso se siente bien. Se siente muy bien.

Pero también podríamos, si nos atrevemos a asumir la herencia del Padre, hacer una revisión interior:
¿Qué ha hecho en mí ese amor?

¿Me ha vuelto una persona altanera, por tener en mí ese amor perfecto que Dios me da?
¿O me ha hecho humilde, capaz de compartir —aunque sea un poquito— ese reflejo de su amor con alguien más?

¿Me ha vuelto envidioso, por experimentar esa inmensidad de amor que Dios derrama en mí?
¿O me ha hecho mirar con compasión a quienes viven con menos, para compartir de lo que Dios me ha dado en abundancia?

¿Me ha hecho templado, gracias a esa paciencia eterna que Dios tiene conmigo?
¿O soy capaz de esperar los procesos de los demás, de respetar que no actúen, piensen o reaccionen como yo lo haría?

¿De verdad puedo REFLEJAR a Dios en mí?

¿O necesito volver a leer este pasaje del Evangelio hasta creer, de verdad, que lo tengo todo en Dios?

Hoy no hay tarea que yo te deje. La decisión es tuya:
¿Vas bien, o repetimos lecciones?

Que Dios nos ayude con eso.











Besos a quienes van enendiendo hasta aquí...
Nada para el resto.

martes, 27 de mayo de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 16, 5-11

 El Evangelio de hoy es muy breve… y sin embargo, está lleno de significado. Jesús está a punto de despedirse de sus discípulos, y el ambiente es de tristeza, de incertidumbre. ¿Quién de nosotros no ha sentido lo mismo al despedir a alguien que ama? Todos sabemos lo difícil que es decir adiós. Siempre quisiéramos más tiempo con quienes nos hacen bien.

Pero Jesús, que conoce nuestro corazón, no deja a los suyos en la tristeza. Les anuncia una promesa: cuando Él se vaya, vendrá Otro, el Consolador, el Espíritu Santo, Dios mismo, que habitará en nosotros.

Esto es algo grande, hermanos. Estar con Jesús fue algo cercano y tangible: podían verlo, tocarlo, caminar con Él. Porque aunque era Dios, también era humano como nosotros. Sentía, reía, lloraba, tenía amigos, familia… Pero ahora, lo que viene, no se ve con los ojos ni se toca con las manos. Se siente en el corazón, se entiende en la mente, y se vive en las obras.

Jesús nos dice que el Espíritu Santo vendrá a convencer al mundo de tres cosas: el pecado, la justicia y el juicio. Y aquí, tal vez, nos empieza a entrar un poco de miedo… porque el Consolador no llega como un visitante externo. Llega para habitar en nuestro interior, en lo más profundo de cada uno de nosotros. Y desde ahí, actúa.

El Espíritu Santo se ocupa del pecado, pero no para juzgar desde fuera, sino para iluminar desde dentro. ¿Quién de nosotros no ha sentido esa voz interior que nos dice: “Esto que estás haciendo no está bien”? Esa es la acción del Espíritu. Nos revela la verdad sobre nosotros mismos. Nos ayuda a ver el daño que podemos causar —a veces sin querer, a veces sabiendo muy bien lo que hacemos— y nos invita a cambiar.

También se ocupa de la justicia. No la justicia humana, imperfecta, sino la que nace del corazón recto. Porque el Espíritu nos enseña a ser justos con los demás, a vivir con equidad, con compasión, con honestidad. Cuando actuamos con justicia, nos vamos acercando a la santidad.

Y por último, el Espíritu nos habla del juicio. Porque el mal ya ha sido vencido, el demonio ya está derrotado. Ahora, lo que está en juego es nuestra respuesta. ¿Qué haremos con lo que sabemos? ¿Qué decisiones tomaremos sabiendo cómo se vive el bien? ¿Cómo daremos cuenta de nuestras acciones?

Hermanos, la venida del Espíritu Santo marca un nuevo momento en nuestra fe: el paso de la presencia externa de Jesús a la presencia interior de Dios en nosotros. Es el paso de la infancia espiritual a la madurez. No significa que ya lo sepamos todo. Al contrario, aún estamos aprendiendo. Pero ahora tenemos una guía dentro de nosotros, un maestro silencioso que nos orienta, nos consuela, nos impulsa a actuar.

Escuchémoslo. Abramos el corazón a su presencia. Y sobre todo, dejémonos transformar por Él.

Que el Espíritu Santo nos haga reconocer el pecado, buscar la justicia y vivir con la esperanza del juicio misericordioso de Dios. Amén.










Besos a quienes hacen caso al de adentro.
Nada para el resto

martes, 20 de mayo de 2025

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30

 Alza tu mano si has recibido un regaño de tus superiores…

OK… no se siente bien, cierto?

Alza tu mano, si has hecho algo, a pesar de saber que le espera un regaño. Ese regaño, más bien sabe a “ya lo sabía”, con un dejo de “me cacharon”…

 

Justo de esto va la segunda lectura y el evangelio. En la segunda lectura le dice San Pablo a los hebreos… no, NOS dice San Pablo no desprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda.

Aunque hay personas a quienes se les pasa la mano con los regaños, o con las correcciones o con los castigos, a Dios nunca se le va a pasar la mano, porque lo que quiere, es que cada día llevemos una vida recta, Dios busca que día con día podamos pasar por la puerta angosta que es llevar una vida buena, pero qué es una vida buena? Cómo hacerle para pasar cada día por la puerta angosta? Será que la meta es inalcanzable? Será que la vara de medir es tan alta que nos resulte imposible?

NO!! La puerta flaquita, ésta por la que tenemos que pasar, dice arriba “Ama a tus hermanos, ten compasión de todos, intenta, mejora, cuídalos, y como dice Ram, aplica todas tus capacidades para alcanzar TU proyecto de VIDA, y hazlo de tal manera, que al final del día, estés tan contento, que sepas que la corrección que llegue, es para el más grande beneficio”.












Besos a quienes van por la puerta angosta, teniendo el zaguán de lado.
Nada para el resto.

martes, 13 de mayo de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30

Hoy es el día del Evangelio en que debemos revisar si estamos poniendo atención, o si solo hacemos como que escuchamos, o si solo escuchamos lo que nos gusta, o lo que nos acomoda.

 Alguna vez han visto éstos anuncios de ventas, en los que dicen, por poner un ejemplo:

 Se vende playera rosa, talla 10, en $30 pesos. Entrego en el metro Balderas.

Y ponen la foto de la playera rosa talla 10, con un letrerito que dice $30, y abajo uno más grande que dice entrego en Metro Balderas.

Y vemos los comentarios… y qué creen que pregunta?

 De qué color es la playera?

De qué talla es?

Cuál es el precio?

En dónde se entrega?

Y los zapatos qué precio tienen? Cuáles zapatos?!?

 Bueno, parece que es broma ésta situación, pero igualito le pasó a Jesús!!

Jesús explicaba una y otra vez las santas escrituras en el templo, Jesús hacía milagros, sanaba enfermos, detenía tormentas, resucitaba a su amigo, multiplicaba los panes, les decía a todos que Dios era su Padre y que Padre y Él eran uno solo, que siguieran lo que él les decía para llevar una mejor vida y llegar al cielo.

Y qué pregunta la gente? Pues como el anuncio de la playera rosa! Preguntan lo que es obvio, lo que es evidente, lo que ya les había dicho:

 Yo soy el Yo Soy, ustedes son mis ovejas y yo el pastor, si me conocen no querrán apartarse, yo hago lo que mi Padre me dice. Lo digo y lo hago todos los días, yo soy el Yo Soy!!

 Y algo así pasa con la Virgen de Fátima, que recordamos hoy en su primera aparición. Qué dijo María en Nazareth? Oren. Sigan a ese que es mi hijo, Él sabe!

Qué dijo María en Fátima? Oren. Sigan a ese que es mi hijo, Él sabe!

 

Y nosotros cómo vamos con eso?

Le creemos a Jesús? O necesitamos que nos repita más veces las cosas?

Le creemos a María? O necesitamos que nos repita más veces las cosas?

Ya nos vamos a decidir a ser católicos maduros y vamos a hacer caso a lo que se nos dice? O preferimos seguir siendo los hijos chiquitos que seguimos intentando sin hacer nada? Preferimos hacernos majes con lo que SABEMOS que tenemos que hacer.

Qué nos toca? Qué te toca? Qué me toca?

 Mi abueito me decía, que la mejor manera de callar bocas, no es hablando más fuerte, sino siendo más coherente. Y justo eso hacía Jesús

A veces, la mejor manera de enseñar no es dictar una lección, es demostrar con hechos en tu propia vida, que tu haces lo que dices. Y qué dificil es eso. Todos tenemos ya toda la teoría, todos sabemos ya quién es Jesús, todos tenemos ya una biblia en nuestro idioma que nos habla de Él, ahora toca HACER COMO QUE LE CREEMOS DE VERDAD. Convertir en verbo activo todas las teorías que hemos aprendido. Hay que levantarnos cada día eligiendo ser buena persona, a ejemplo vivo de Cristo resucitado en mi.





Besos a quienes prefieren ser verbo
Nada a los que se hacen majes.

Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35

 El Evangelio de hoy parece como de esos que no son de la vida real, sino de la vida mística, porque como que habla de lo que no se entiende.

Sin embargo… es muy sencillo. Y todo depende de tu ojo, y de tu corazón.

 

En aquel tiempo, la gente… así empieza, cuando el tiempo? Ya sé que queremos decir “HOY”, porque Ram nos tiene muy aleccionados con eso, pero en serio, cuándo está sucediendo éste evangelio? Cuando Jesús ya había resucitado, y la gente estaba con el “y ahora qué sigue” en la boca, esa parte de incertidumbre que todos tenemos cuando las cosas cambian mucho. Y está bien, es normal. La gente buscaba algo físico, algo que se pudiera ver, algo a lo que se pudieran aferrar, como cuando vas en el metro y va muy rápido y te urge agarrarte del tubo para no caerte, eso buscaban, algo que se sintiera firme.

Entonces le preguntaron qué nos vas a dejar? Cuando hubo otro cambio bien fuerte, que fue cuando Moisés nos sacó de Egipto y nos llevó al desierto, Moisés nos dio maná, Jesús les dice, no, no, no, espérate, no te me confundas, el maná no te lo dio Moisés, te lo dio Dios, abusado!!

Dios no da pancitos como bolillos, da pan que te llena de vida, y qué pensaron todos? Aaahh pues de ese pancito quiero!! Y la confusión seguía, porque Jesús sabía que Él mismo era ese pancito que llena de vida, pero no era un bolillo, ni galleta, ni nada físico. Jesús es MÁS que eso, es vida misma.

Y esa es la parte mística, porque no se ve, no se puede tocar, no huele, no hay bolillo, no hay tubo de dónde te agarras.

Dios, Jesús, y lo que nos deja desde su resurrección es MÁS, solo MÁS. Y entender eso es muy complicado cuando nunca lo has sentido. Porque es muy muy complicado explicarlo, es como si a un ciego de nacimiento le explicaras la diferencia entre azul y verde, y que hay más 50 tonos de colores entre azul y verde. Tal vez puedes explicar cómo es lo rasposo, o cómo es lo suave, pero los colores son difíciles de explicar. Así es ésta parte del evangelio.

 

Jesús llena tu vida de formas que no se pueden tocar, cuando le permites a Jesús vivir en tu casa, y te permites aparender de Él, y te permites tomarlo como ejemplo en cada momentito de tu vida, Jesús llena tu corazón, ves las cosas diferentes, sientes las cosas diferentes, buscas cosas diferentes, tus prioridades cambia, tu vida cambia, y siempre es a mejor, siempre, siempre cambias a mejor. Y cuando eso pasa, se te nota. Has oído eso de que de lo que esta lleno el corazón, la boca lo habla, eso pasa, no puedes evitarlo. Donde antes ves problemas, ahora ves compasión, donde antes ves carencias, ahora ves abundancias. Y eso hace que cambie tu vida, y que cambien las vidas de quienes te rodean.

 

Hoy el reto es alimentar tu corazón de Jesús, y cuando eso se te haga costumbre, tu boca hablará de eso. Infórmate, prepárate, lee, comulga, acompaña, sirve, Jesús siempre está ahí, nos toca darle chance de ser parte de nuestro viaje.

martes, 29 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 3, 7b-15

Saben qué? Creo que en Pastoral Creativa somos más como Nicodemo de lo que todos creemos. Nicodemo era un maestro, era un hombre muy sabio, estudiaba mucho, leía un montón, enseñaba otro mucho, pero entendía poco. Preguntaba a Jesús, pero entendía poco. Y no era maña onda de Nicodemo, ni era una falta de Nicodemo tampoco. A veces nos pasa, que cuando nos apasiona algo, tratamos de aprender mucho de ese tema.

 Actualicemos nuestra parábola. Nos encanta comer, por ejemplo, y tenemos clases con el chef, y vemos videos de cocina, montones de recetarios, y hasta nos peleamos por tener en nuestra herencia el recetario de la abuela. Pero… peeeeeero… cuando llega la hora de comer, y revisas lo que has comido en la semana, de 7 días de la semana, 7 días desayunaste huevitos revueltos y café, en la comida 4 días fueron sopita de pasta y 3 fueron arroz, 4 días fueron milanesa de pollo o pechuguita azada, 2 días fueron albóndigas y un día solo ensalada para cuidar la línea; y ya mejor no hablamos de los postres, y de 7 días 7 cenaste quesadillas y un vaso de leche. Y si revisamos la semana pasada, es más o menos lo mismo. Y qué pasó ahí?? Si tenemos 5 años de clases con el chef Mario! Si luego de pelear con 24 primos, tenemos el recetario de la abuelita en el librero!

Conocimiento tenemos, mucho, pero no lo usamos. Ya sé, ya sé, que luego de que puse este ejemplo me vas a decir que ese no es tu menú, que tu sí desayunas fruta, ese no es el punto, el punto es que tu menú es el mismo semana tras semana.

 

Igualito pasa con las cosas de Dios. Todos aquí tomamos montones de cursos, que si el de la biblia, que si el de catequesis para papás, que si la lectio de la mañana y luego la lectio de la noche, que si el curso de kerigma, que si los amigos de Jesús, que si uuuuy… yo que no entro a todos los cursos tengo ya como 5 cuadernos de notas, y libros y libros. Y cómo vamos con la vida? Cómo vamos aplicando toooodo lo que sabemos de Jesús, a nuestra vida diaria?

 También, ya sé, que todos estamos pensando oye, pero yo si he cambiado, sí me he ajustado, sí he entendido, sí he aprendido… yo no lo niego, lo que puedo decir, es que nuestro menú de Cristo es de 4 días de sopita aguada y 3 días de arroz, y repetimos y repetimos el menú, aunque sepamos ya más cosas, nos conformamos con la sopita porque es lo que ya conocemos y con lo que nos sentimos agusto.

 Así le pasaba a Nicodemo, sabía muchas cosas, pero no podía entenderlas, porque a la hora de vivirlas, quedaba fuera de su ejercicio diario.


Qué reto más fuerte el del Evangelio de hoy!!

Vivir fuerte, vivir con amor a todos sin exepción, vivir perdonando de verdad sin rencor, vivir ayudando a quienes tenemos a la mano sin pichicatear la ayuda, vivir con más Cristo a nuestro lado, amar más Jesúsmente.

 

Sabemos ya muchas cosas de Jesús, vamos variando nuestro menú para que no nos pase como a Nicodemo.





Besos a quienes desayunan con fruta.
Nada para el resto.

Del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18

Estoy segura que todos hemos pasado por un momento como el que pasó Magdalena, a ella le pasó, que murió la persona a quien ella más amaba, y se le murió de una forma bien fea!, luego, cuando quería estar con el cuerpo de su maestro, empezó la celebración de la Pascua, y tuvieron que dejar el cuerpo de Jesús ahí pendiente en la tumba, mientras las celebraciones judías de la pascua. Pero tan pronto pudo desafanarse de eso, sin darle siquiera tiempo al sol de aparecerse, fue a buscar a su maestro, a su Rabí, y no lo encontró, encontró ahí todos los trapos tirados, pero no a su Rabí!! Y rompió a llorar, desconsolada… No se le ocurrió que todos los demás también estaban ocupados en sus celebraciones, que nadie iba a andar por ahí con un cadáver a ver dónde más lo esconden, ella solo vio desolación, soledad, ausencia…

Cuando se le aparecieron los ángeles no los reconoció, y de primera, tampoco reconoció a Jesús, yo me imagino que de tanto llorar, como nos ha pasado a ti y a mi, se le hincharon los ojitos, se le nublaba la vista… hasta que la llamó por su nombre reconoció que era Jesús. A ella, a Magdalena, a la mujer que fue a buscarlo en la tumba fue a la primera a la que se le apareció ya resucitado. Y le mandó el mensaje más bonito!!

Magdalena, diles a los demás que Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios, y al rato vengo.

 

Saben qué le dijo a María Magdalena? Con esa frase le dijo, “ESTOY VIVO, VENCÍ A LA MUERTE, VOY A HACER LO IMPORTANTE Y REGRESO”.

 

Y nosotros cómo vamos con eso?

Cuántas veces nos hemos ahogado en nuestras propias lágrimas, y nos pasa, porque la vida es dura y a veces no podemos ver la salida, porque la vida a veces se pone difícil y sentimos tristeza, y frustración, y cansancio, y tantas otras cosas, que así como le pasó a Magdalena, nos nublan la vista, se nos olvida que seguimos vivos, y sobre todo, por llorar y llorar, se nos olvida que Dios nos quiere y nos quiere felices, nos quiere ver cómo le encontramos en toda situación, a todo momento, la presencia de Dios que nos ama, que nos acompaña, que nos impulsa, que nos cuida, en los momentos fáciles y en los momentos difíciles también.

 

Jesús le dijo a María, diles que voy con mi papá, que es tu papá también, y luego regreso. Esa parte también se nos pierde muchas veces. Primero es Dios, tengo un gran logro, tengo un día difícil, tengo un accidente, tengo una tarea pendiente? Voy con papá Dios y le platico, y luego lo demás, no porque no sea importante lo demás, sino porque Papá Dios nos da las herramientas para el resto, para lo bueno y lo malo también, para lo fácil y para lo difícil también.

 

Que en ésta pascua podamos llorar y desahogarnos como Magdalena, sin perder de vista que estamos vivos, y que esa vida es plena gracias a Jesús, que venció a la muerte y sigue vivo.

Vivamos fuerte! Vivamos de a de veras! Sin pausa, pero sin perder de vista lo importante.





Dios nos ayude con eso.







Besos a quienes viven fuerte.
Nada para el resto.

martes, 22 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30

Quisiera contarles primero, que en ésta última semana de cuaresma, los evangelios que leemos son los de San Juan, porque San Juan relata las últimas cosas que Jesús decía y que lo metían en más problemas, le iban llenando el costal de piedritas, como que iban juntando las evidencias para acusarlo de cualquier cosa con tal de desaparecerlo, así que ésta semana los evangelios se van poniendo como más densos. Además les cuento, que de los 4 Evangelios, el de Juan es un poco distinto a los otros 3, y esto tal vez lo quieran apuntar en su cuaderno de catequesis: los evangelios de Marcos 1, de Mateo 2 y de Lucas 3, se escribieron entre el año 68 y 70, es decir, casi al mismo tiempo, el de Juan se escribió entre el año 90 y el 110. Los evangelios de Mateo y de Lucas, comparten material con el de Marcos, y según algunos teólogos, Mateo 2 y Lucas 3, se basaron en el de Marcos 1, y el de Juan tiene otro estilo diferente. También, cada evangelio, presenta a Jesús con un enfoque tantito diferente: Marcos 1 lo presenta como el Hijo de Dios, Mateo 2 como el mesías judío, Lucas 3 como el salvador universal, y Juan 4 como el logos divino, Juan se enfoca en la naturaleza divina de Jesús, y eso, a veces, puede confundirnos mucho.

Cuando en el Evangelio Jesús dice Yo Soy puede ser muy confuso, porque todos somos lo que somos, todos somos quienes somos, y ¿qué diferencia habría entre SU Yo Soy a MI yo soy?

La diferencia es que Él, Jesús, existe sin pecado, existe sin ego, existe sin carga, y nosotros no.

Cuando nos preguntan quién eres, ¿qué respondemos? Yo soy, yo soy mamá de, yo soy papá de, yo soy hija de, yo soy jefa de, pero eso no soy, esa es mi relación con los demás, también podríamos responder yo soy ingeniera, yo soy doctora, yo soy contadora, yo soy maestra, pero eso tampoco soy yo, esa es mi profesión, o podemos decir, yo soy envidiosa, yo soy quejosa, yo soy paciente, yo soy constante, yo soy puntual, y de nuevo, esos adjetivos tampoco son yo, son cosas que he cultivado en mí, las buenas y las malas, y ahí es justo, en lo que cultivo en mí que no es tan bueno, en donde me pierdo de entender quién soy, porque eso que cultivo me ata a la tierra, me ata a mi propio ego, me ata a mis propios sentimientos a los que me hago adicta. Hace un par de días, por ejemplo, me pongo de ejemplo, hace un par de días yo me sentí muy triste, y lloré y lloré porque llevo casi 3 años pidiendo que me enseñen a tocar la marimba, solo se lo he pedido a 2 personas a las que sé que no les agrado mucho, me esfuerzo realmente por caerles bien y por llevarme bien con las dos personas pero ni les agrado ni me quieren enseñar, ese sentimiento de no ser apreciada, no es culpa de ninguna de las dos personas, ese sentimiento es mío, la que quiere aprender a tocar la marimba soy yo, la que tiene que buscar la forma soy yo, y sobre todo, la que debe dejar de sentirse no apreciada soy yo.

Parece una bobada este ejemplo, pero en asuntos como éste se nos va la vida, vamos de temita en temita tratando de crecer, tratando de avanzar, algunas veces nos sale rápido, pero otras veces nos regodeamos, nos apapachamos las malas situaciones de nuestra vida, y ahí radican las palabras de Jesús cuando dice: “Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”

Si no creemos que Jesús, siendo hombre como nosotros, pudo librarse del pecado, y con su vida, librarnos a nosotros del pecado, de todo nuestro pecado, vamos a morir en nuestros pecados.

Y ya sé. Esto que acabo de decir está súper difícil. Porque nuestras vidas, todas, tienen marcas de pecado por todos lados, nadie se salva. Lo bueno, es que vamos juntos tratando de entender cómo hacerle para encontrar el camino que Jesús marcó en rojo para seguirlo. No creo que lo hayamos encontrado completamente, pero vamos JUNTOS siguiendo las pistas.

 

Que Dios nos ayude con eso.









Besos a quienes buscan las pistas... y las siguen.
Nada para el resto.

martes, 8 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30

 Quisiera contarles primero, que en ésta última semana de cuaresma, los evangelios que leemos son los de San Juan, porque San Juan relata las últimas cosas que Jesús decía y que lo metían en más problemas, le iban llenando el costal de piedritas, como que iban juntando las evidencias para acusarlo de cualquier cosa con tal de desaparecerlo, así que ésta semana los evangelios se van poniendo como más densos. Además les cuento, que de los 4 Evangelios, el de Juan es un poco distinto a los otros 3, y esto tal vez lo quieran apuntar en su cuaderno de catequesis: los evangelios de Marcos 1, de Mateo 2 y de Lucas 3, se escribieron entre el año 68 y 70, es decir, casi al mismo tiempo, el de Juan se escribió entre el año 90 y el 110. Los evangelios de Mateo y de Lucas, comparten material con el de Marcos, y según algunos teólogos, Mateo 2 y Lucas 3, se basaron en el de Marcos 1, y el de Juan tiene otro estilo diferente. También, cada evangelio, presenta a Jesús con un enfoque tantito diferente: Marcos 1 lo presenta como el Hijo de Dios, Mateo 2 como el mesías judío, Lucas 3 como el salvador universal, y Juan 4 como el logos divino, Juan se enfoca en la naturaleza divina de Jesús, y eso, a veces, puede confundirnos, por el estilo más poético y un tanto desapegado a la humanidad de Jesús.

 Cuando en el Evangelio Jesús dice Yo Soy puede ser muy confuso, porque todos somos lo que somos, todos somos quienes somos, y ¿qué diferencia habría entre SU Yo Soy a MI yo soy?

 La diferencia es que Él, Jesús, existe sin pecado, existe sin ego, existe sin carga, y nosotros no.

Cuando nos preguntan quién eres, ¿qué respondemos? Yo soy, yo soy mamá de, yo soy papá de, yo soy hija de, yo soy jefa de, yo soy empleada de, yo soy amiga de, pero eso no soy, esa es mi relación con los demás. También podríamos responder yo soy ingeniera, yo soy doctora, yo soy contadora, yo soy maestra, pero eso tampoco soy yo, esa es mi profesión. O podemos decir, yo soy envidiosa, yo soy quejosa (de mi lado más rasposo), o yo soy paciente, yo soy constante, yo soy puntual (de mi lado más lisito), y de nuevo, esos adjetivos tampoco son yo, son cosas que he cultivado en mí, las buenas y las malas, y ahí es justo, en lo que cultivo en mí, que no es tan bueno, en donde me pierdo de entender quién soy, porque eso que cultivo me ata a la tierra, me ata a mi propio ego, me ata a mis propios sentimientos a los que me hago adicta.

Pongamos un ejemplo, vamos, me pongo de ejemplo, hace un par de días yo me sentí muy triste, y lloré y lloré porque llevo casi 3 años pidiendo que me enseñen a tocar la marimba, se lo he pedido a 2 personas, a las que sé que no les agrado mucho, me esfuerzo realmente por caerles bien y por llevarme bien con las dos personas, pero a pesar de mis honestos esfuerzos, ni les agrado ni me quieren enseñar. Ese sentimiento de no ser apreciada, de no ser querida, de no ser valorada, no es culpa de ninguna de las dos personas, ese sentimiento es mío, la que quiere aprender a tocar la marimba soy yo, la necia que le sigue pidiendo a quien no le quiere enseñar soy yo, la que tiene que buscar otra forma soy yo, y sobre todo, la que debe dejar de sentirse no apreciada soy yo.

Parece una bobada este ejemplo, pero en asuntos bobos como éste se nos va la vida, vamos de temita en temita tratando de crecer, tratando de avanzar, algunas veces nos sale rápido, pero otras veces nos regodeamos, nos apapachamos las malas situaciones de nuestra vida, y ahí radican las palabras de Jesús cuando dice: “Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”

Jesús pasó su vida libre, sin ego, sin atadura, sin pendientes con nadie, de verdad verdad verdad sin pecado, y por eso Él ES de allá arriba. Si no creemos que Jesús, siendo hombre como nosotros, pudo librarse del pecado, y con su vida, librarnos a nosotros del pecado, de todo nuestro pecado, vamos a morir abrazados, acurrucados a nuestros pecados. A los grandes y llamativos, y a los chiquitos y silenciosos.

Y ya sé. Esto que acabo de decir está súper difícil. Porque nuestras vidas, todas, tienen marcas de pecado por todos lados, nadie se salva. Lo bueno, es que vamos juntos tratando de entender cómo hacerle para encontrar el camino que Jesús marcó en rojo para seguirlo. No creo que lo hayamos encontrado completamente, creo que de pronto parece que lo vemos, creo que de pronto se nos borra por completo la línea roja, lo que también creo es que vamos JUNTOS siguiendo las pistas.

 

 

Que Dios nos ayude con eso.









Besos a quienes lo siguen intentando.
Nada para el resto.

martes, 1 de abril de 2025

Del santo Evangelio según san Juan 5, 1-16

 Este Evangelio, tiene muchas partes que nos enseñan un montón, la que más nos explican en misa, y lo sé porque es la homilía que ya hasta nos sabemos, es que Jesús un poco reta a las leyes judías, y hace milagros en sábado, cuando la ley judía prohíbe hacer cualquier cosa en sábado. Y bueno, nosotros no somos judíos, pero aun así tenemos muchas otras leyes y normas que seguimos sin cuestionarnos si siguen teniendo sentido hoy en día o no, y cuando alguien propone cambiarlas, uy! Le va como en feria!! Esa parte del cambio y del ajuste nos sigue costando mucho, afortunadamente ya no nos cuesta la crucifixión, pero sigue siendo difícil.

 Hay otra parte del evangelio que, creo yo, tiene mucho que ver con esta resistencia al cambio. Que es la sanación de un hombre que llevaba 38 años enfermo. No dice, el Evangelio no nos dice de qué estaba enfermo, solo nos dice que ha intentado desde hace muchos años sanar, al conocer a Jesús, éste hombre sana, levanta sus cosas y camina, a donde sea, camina, avanza. Y cuando se vuelve a encontrar a Jesús, éste le dice “no peques más”.

Le sucedió lo mismo que nos sucede a nosotros, qué enfermedad tienes tú? Qué pecado tienes tú? Qué razones le das a tu pecado para seguir abrazado ahí a donde estás?

Hoy la tarea, es de dejarte mover a algo mejor, a dejar de ser el enfermo, a quitarle poder al pecado, quitarle poder al pretexto que te tiene atado al mismo lugar.

 

Que nadie te ayuda? Da pasitos solo.

Que otro te ganó la idea? Seguro que no pensó en todo lo que tu habías pensado, dale.

Que tu equipo de trabajo no trabaja? Hazlo tu solo.

Que no te cumplieron lo que te prometieron? Prométete tu solo lo que sigue.

Que nadie te acompaña? Dale tu solo a lo que quieras hacer!! Seguro alguien se aparece y VIVE contigo.

 

Hay muchas formas de quedarse estancado, ser y hacer lo que no te gusta siempre tiene encima el fantasma del miedo, o de la soledad, o de la carencia, o tantos otros fantasmas que nos pesan encima. Hoy el llamado es a que hagas como que nada te frena ya, y hagas lo que te corresponde, lo que quieres hacer, que te conviertas en quien quieres ser. Que dejemos de resistirnos al cambio. Al toro por los cuernos comunidad.








Besos a quienes se ajustan suavecito.
Nada para el resto.
(Hoy no me toca beso... jeje) 

martes, 25 de marzo de 2025

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

 Hoy quisiera rescatar unas palabras de la exégesis de la Madre Clara Malo para éste Evangelio, que son muy cortitas, y cito:

“Alégrate”. Con ésa palabra irrumpe Dios en la vida de María, y en la nuestra propia. Cada palabra del ángel es una invitación a la confianza: alégrate, no temas, Dios está contigo, ha puesto en ti su mirada, te ha devuelto su gracia.

Aunque no sepas cómo, el poder de Dios te cubrirá con su sombra y protección. El Espíritu de Dios actuará en ti.

 

Y recuerdo también algo que comentamos en un grupo de oración muy bonito en el que participo.

Casi siempre, cuando escuchamos del Evangelio palabras así de bonitas, nos imaginamos toda la escena, en nuestra mente, o al menos en la mía, luego me cuentan cómo apareció en su imaginación, baja un ángel enorme todo iluminado, con unas faldas enormes, con varias capas de crinolina, se le aparece a María y le habla súper bonito, y luego de leer esto, o de escucharlo, volteamos a muestra propia vida, y como que no ha pasado. A mí no se me ha aparecido nadie con faldas largas con 3 capas de crinolina, a mí nadie me ha hablado en verso, no he estado dentro de una nube de diamantina escuchando una vocesota que sale de una nube. Y entonces siento que a mi no me ha llegado ningún recado, para mí no era el mensaje. Se lo dijeron a María, y solo María actuó en consecuencia. Y sí, eso pasó, y estuvo súper bien, porque sin María no tendríamos a Jesús, ni salvación, ni estaríamos aquí ni nada.

 

Lo bonito de poder tener éste librito a la mano, de que esté en nuestro idioma, lo bonito de hacer esto, de reunirnos en nombre de Dios y darle un repasito a todo lo que está escrito aquí, es que vayamos entendiendo que todo éste recado escrito en los 73 libros de la biblia, son para ti mi amor. Y es un recadote!! Por eso lo vamos dividiendo en pedacitos, para irle entendiendo de a poquito en poquito. Hoy te dice a ti: Alégrate”. Y así como irrumpe Dios en la vida de María, hoy que irrumpa en la tuya. Alégrate, no temas, Dios está contigo, ha puesto en ti su mirada, te ha devuelto su gracia.

 

También sé que llegarle a los talones a María es una tarea de toda la vida, pero esa tarea solo puede empezar si TU LE RESPONDES A DIOS con las mismas palabras que usó María:

 

Aquí estoy, que se haga como Tú dices.

María a los 15 años pudo no solo decirlo, si no hacerlo. Cómo vamos nosotros con eso?













Besos a los que se dan por aludidos
Nada para le resto

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48.

 Mateo es muy claro en su forma de escribir, ¿verdad?   Vamos a revisar primero una cosita que aparece antes de “En aquel tiempo”. ¿Quién ...