miércoles, 30 de octubre de 2024

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30

 Llevamos ya algunas semanas, no solo los miércoles que nos toca juntos, sino de lunes a domingo, con Evangelios que nos dicen: “oye mijo, yaaaa, no seas así, ya es hora de que te compongas!”. Y esque se nos acerca ya el tiempo de Adviento!! Pero de eso hablaremos después…

 Hoy el Evangelio nos habla de alguien que le pregunta a Jesús: “Cuántos?” Cuántos vamos a llegar? Hay un grupo de nuestros hermanos separados, que asegura que los que van a entrar al cielo son 144,000. Lo cierto es que, aunque ese número sí está en la biblia, es un número simbólico, pretendía ser un número cuantioso, porque excedía de los mil, pero no tantos para que sí pudieran ser contados, pero de nuevo, esa discusión tampoco es importante el día de hoy, porque Jesús no responde a esa pregunta con un número, sino con una instrucción muy clara:

 

ESFUÉRCENSE

 

Y también sé, que muchos de nosotros, porque me incluyo, sobre todo los que participamos de forma activa en la iglesia, podríamos pensar, aaay oye!! Ya no?? No es suficiente que venga a oír la Liturgia todas las noches? No es suficiente que vaya a mi parroquia a oír misa cada domingo? No hago ya bastaaaante participando con las lecturas, pasando a recoger las limosnas, repartiendo las hojitas de la misa? No le dedico ya días enteros de mi vida siendo catequista, o cantando en el coro, o poniendo la música, u ofreciéndome a llevarme los manteles para lavarlos y plancharlos, o cualquier otra cosa que haces y cuanto tiempo le dediques a la iglesia. No hago y a mi parte?

Hoy la tarea es, de nuevo, ir al espejo, y preguntarle a esa persona que ves ahí, si lo que está haciendo es su mayor esfuerzo, si eso que hace podría hacerlo tantito mejor, si podría hacer otra cosa que fuera mejor para los demás? Y no solo dentro de la parroquia, hoy la tarea es preguntarle al del espejo si cuando acaba la misa, cuando sale del templo, cada cosa que hace, cada palabra que sale de su boca, cada modo con el que se conduce, si cada momento de su día podría ser suficiente para pasar por la puerta angosta?

 Tu crees que yo no podría escribir mejor la homilía?

Tu crees que yo no podría acondicionar mejor mi espacio para la celebración?

Tu crees que podríamos, tu y yo, mejorar dos rayitas más, en los modos en los que pedimos las cosas? En las que hablamos con la gente? En cumplir con nuestras responsabilidades?

Si nos esforzamos dos rayitas más, con seguridad, Dios, que siempre me ve, que sabe lo que estoy pensando y planeando hacer todo el tiempo, podría pensar que sí me toca estar del otro lado de la puerta el día en que Jesús regrese?

 Porque de que regresa, regresa, pero a veces, pensamos que, bueno... ahorita me porto mal, y el domingo me confieso, al fin que el cielo está lleno de arrepentidos no? Y si no llego al domingo? No podría ser bueno desde ahorita? No podría cumplir con mis obligaciones de ser buena persona desde ahorita?

 

Dios nos permita, abrir nuestros corazones, nuestras mentes, aumentar nuestras ganas, de ser un poquito más esforzados en hacer las cosas bien.












Besos a quienes hacen el honesto intento de ser mejores.
Nada para el resto.

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