Hace unos 20 años empezó la moda (o mofa?) de los reencuentros. Diré con orguyo que aprovecho varios, los de Timbiriche por ejemplo.
Cuando eres el espectador, te sientas cómodo, miras, disfrutas, gozas, criticas, decides si te "re-gusta" o si era una fiebre adolescente. Todo lindo y amable.
Y que tal si el reencontrado eres tu?
Qué pasa cuando la cita es con quien no has visto en 30 años? Tienes que volver a presentarte, porque eres tu, pero ya no eres tu, -con suerte- ya creciste, ya eres otro, y quien tienes enfrente y se tiraba al suelo contigo a pintar carreteritas con gis, tampoco es el mismo, es otro "él" y le quieres! Pero a que no sabes ni quien es, si le vuelves a confiar tus canicas (sin albur) o si mejor te despides de lejos y guardas la foto donde usaban calcetas hasta las rodillas.
Ha sido un ejercicio fantástico, y creo que hemos crecido bien. Los sigo amando eh! Aunque algunos ahora usen barba y otros ya usen la calva.
Besos a los 88!!
Nada para el resto.
miércoles, 13 de junio de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Del santo Evangelio según san Marcos l, 29-39
Éste Evangelio me gusta para que se llame: Fíjate bien lo que pides. Cuando Jesús va predicando, cuando va enseñando de sinagoga en sina...
-
Que frasesita tan conocida no? Me he topado con quienes la dicen diario, y se hinchan el pecho respondiendo: "Hombres! Por supuesto!...
-
Como éste año me he portado más que requete bien, sin contar las intenciones de asesinatos en serie que como no se llevaron a cabo, pues no ...
1 comentario:
Maravilloso!!
Publicar un comentario