Había olvidado sus rostros. Había olvidado la decepción y el letargo. Mi paso por italika fue deprimente, desmotivador, desesperanzador. Seguramente la empresa anterior dejó el estandar muy alto, inalcanzable para un grupo de fulanitos dispuestos a nada. Así que pasados apenas unos años ya no recordaba ni sus nombres completos, ni sus puestos, ni siquiera sus rostros. Recordarlos hoy, ver sus nuevas fotos, saber que su máxima ilusión es casarse con alguien de la oficina y tener descendencia entre ellos fue bastante deprimente.
"Si la moto arranca, la pluma pinta" porque el mismo proveedor chino que nos hacía las piezas de las motos nos hacía las plumas. (Y no era verdad, pero nos lo decían para que hiciéramos lo imposible por hacer funcionar ambas, la moto y la pluma).
Qué tarde he pasado... bipolar.
Besos a ti, porque también había olvidado estar acompañada por quien me hace sentir la mujer más sexy.
Nada para los italikos.
jueves, 6 de julio de 2017
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